El movimiento de los temporeros en la vendimia en Villena y la extensión de la gripe en 1918

Historia

El control del movimiento de personas es clave para vencer a las epidemias. Pues bien, en Villena la gripe se extendió con fuerza en octubre de 1918 a causa de la falta de dicho control. Así lo denunciaron los socialistas en las páginas de El Socialista.

 

A Villena llegaban todos los años familias enteras para los trabajos de vendimia y pisa en caravana desde las poblaciones de Molina, Caravaca, Mula y otros pueblos de la provincia de Murcia. Muchas de estas familias eran llamadas por los dueños de la tierra. Era gentes muy humildes, y como decía la crónica-denuncia que hemos consultado:

“haraposas, pregonando su vida miserable, con las huellas del hambre impresas en todo su ser”

El problema es que no ha había habido ningún control sanitario. Las caravanas habían entrado en el casco urbano de Villena, y luego se habían dispersado por los campos. Cuando se envió la crónica al periódico madrileño ya había nueve mujeres de Caravaca atacadas por la gripe y abandonadas en un pajar. Se encontraban en la casa de labor “Montangud”. Mientras tanto, en la conocida como “Casa Grande” había otras trece enfermas, procedentes de Molina.

Al parecer, antes de esta llegada de caravanas -los “nómadas de la miseria proletaria”- Villena no había sufrido mucho por la gripe, pero ahora se había extendido.

El problema se agravaba porque la asistencia facultativa era muy deficiente, al estar enfermo uno de los médicos. Urgía que se enviaran médicos, y que se adoptasen medidas para combatir la epidemia.

Los socialistas ya tenían una víctima, como se recordaba en la crónica-denuncia. Se trataba de José Valiente García, miembro de la junta directiva de la Sociedad de Obreros Agrícolas. Dejaba una viuda y un niño de tres años.

Los socialistas siguieron denunciando cómo se abordaba desde las autoridades el combate contra la gripe. Al parecer, se había dado permiso al médico municipal para que se ausentase, a pesar de las protestas del resto de médicos municipales. Se pedía al ministro de la Gobernación, a la sazón García Prieto, para que destituyese al alcalde.

Por otro lado, también se denunciaba que se quería sacar a la Virgen para aplacar la epidemia, pero eso provocaría una gran concentración de público, tanto de la ciudad como del campo circundante, siendo perjudicial porque propagaría más la epidemia. Por eso, desde las páginas de El Socialista se pedía que el ministro interviniese para que entraran en razón tanto las autoridades locales como las religiosas.

Hemos consultado los números 3371 y 3377 de El Socialista.

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