Dionisio Correas y la defensa del niño en 1926

Historia

Como ya sabrá el lector de El Obrero, Dionisio Correas Fernández (1883-1958) fue maestro nacional, fundador de la Asociación de Maestros Laicos de Madrid y estuvo en la creación de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT, además de pertenecer a la Agrupación Socialista Madrileña. En la guerra tuvo distintas responsabilidades educativas, y fue depurado al terminar la misma. Además, perteneció a la Masonería, en la Logia Ibérica de Madrid. Nos hemos acercado a sus estudios históricos en Acción Socialista, pero, además de su vocación intelectual vinculada al movimiento obrero, también era maestro, como hemos indicado, y la preocupaban muchos los niños, en la misma línea que el socialismo español, asunto que también hemos tratado en este diario digital, y también para esta misma época de la década de los años veinte.

 

En 1926 se celebró el Congreso Internacional de Protección a la Infancia, en el que tanto médicos como maestros habían pedido al Estado Español un mayor celo en la defensa del niño. Al parecer, según Correas se había censurado la falta de escuelas, el anticuado funcionamiento de los asilos infantiles (se refería a los hospicios) donde los niños eran considerados casi como reclusos, la falta de escuelas de Puericultura y, en general, la desatención y olvido que padecía los intereses de los niños.

Correas hablaba de la elevada mortalidad infantil española por el desconocimiento de las madres en relación con la crianza, un grave problema que podría subsanarse difundiendo los conocimientos de Puericultura, algo que no se conseguiría con una sola escuela, sino creando muchas más, y formadas con personal competente y vocacional.

En los hospicios se recluían cientos de niños a los que se les imponía una rígida disciplina con el fin de corregir defectos, pero que cuya causa estaba, precisamente en estos propios establecimientos, en el hacinamiento que padecían. La alternativa pasaba por la creación de “hogares” al modo belga, ejemplo de atención hacia los niños huérfanos o abandonados.

Pero, Correas afirmaba que todas estas reformas de protección de los niños solamente eran medidas parciales.

El maestro planteaba que había que defender la vida íntegra del niño en todas sus dimensiones, y eso, como veremos, tenía muchas implicaciones más allá de la propia infancia. En primer lugar, estaba la cuestión de la insalubridad de las viviendas, causa fundamental de la mortalidad infantil, por lo que el Estado debía hacer un esfuerzo legislador.

Era una cuestión de bienestar, de alcanzar un grado de bienestar para que las familias pudieran criar a sus hijos “sanos, fuertes, limpios, alegres, cultivados física y espiritualmente”, porque el deber del Estado no podía quedarse en remediar los problemas de los establecimientos de beneficencia, porque del Estado también dependían los niños que vivían con sus familias. En conclusión, todo pasaba más que por las necesarias soluciones en relación con la crianza de los niños pequeños y la atención a los desvalidos, por un cambio más profundo que permitiera alcanzar el bienestar a las familias españolas.

Hemos trabajado con el número 5363 de El Socialista. En la Hemeroteca de El Obrero podremos profundizar sobre Correas, un personaje al que regresaremos en el futuro.

 
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