La higiene en el trabajo de artes blancas a fines de los años veinte

Historia

Ante el Congreso de la Federación de Artes Blancas Alimenticias de 1928 se planteó el problema de la higiene en los talleres, llamando la atención a los trabajadores de este ramo porque se trataba de una cuestión de vital importancia a la que hasta entonces no parecía que se hubiera prestado mucha atención.

 

En las páginas de El Socialista se abordó en una página entera las cuestiones fundamentales para dicho Congreso, y este tema fue abordado, partiendo de la convicción de que el trabajo debía realizase en un ambiente agradable “para el espíritu” y sin ningún peligro para la salud, algo que no estaba ocurriendo en esos momentos, como denunciaría el sindicato socialista. Si, por un lado, estaba esa llamada de atención hacia los trabajadores, por otro se acusaba a los patronos de preocuparse solamente de los beneficios.

La mayoría de los talleres de panadería y pastelería estaban instalados en cuevas de espacio reducido, donde no había ni luz natural ni ventilación. Tampoco eran unos lugares limpios. El aire y los olores eran fétidos. Las paredes solían estar húmedas y negras, ofreciendo un espectáculo repugnante, con las consiguientes consecuencias sobre el trabajo y la salud de los trabajadores. Es interesante observar cómo los sindicalistas socialistas no sólo denunciaban las enfermedades físicas que generaba ese ambiente de trabajo, como la tuberculosis, sino también las de tipo psicológico cuando afirmaban la adquisición de “dolencias físicas y espirituales incurables”.

Los trabajadores tenían que luchar para transformar los talleres donde se pasaban la mayor parte de su vida. No había que esperar que los patronos se preocupasen por abrir talleres amplios, higiénicos y alegres. Era un asunto que competía a los propios obreros. Había que transformar esos centros de trabajo, dejar las cuevas oscuras, húmedas y sucias donde trabajaban la mayoría de panaderos y confiteros españoles. Se necesitaban lugares de trabajo con condiciones favorables para la salud física y psicológica.

Todo lo relacionado con el planteamiento de dicho Congreso se encuentra en el número 6012 de El Socialista, de 16 de mayo de 1928.

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