El socialismo para Joseph Wauters (“El socialismo sólo”)

Historia

En un reciente artículo glosamos la vida y la obra del destacado socialista belga Joseph Wauters, fallecido en 1929. En esta nueva pieza queremos ahondar un poco más en este personaje, a través del último artículo (“El socialismo sólo”) que publicó en Le Peuple, el primero de mayo de aquel año, y que los socialistas españoles recogieron en El Socialista.

 

¿Qué era, pues el socialismo para Wauters?

En primer lugar, era la “más alta potencia de paz” que había en ese momento en el mundo. A pesar de que, como bien sabemos, el socialismo internacional fue incapaz de frenar el estallido de la Gran Guerra, el socialista belga consideraba que los principios defendidos por el mismo, y mucho antes del estallido del conflicto, eran los que los gobiernos, de “buena o de mala gana” empleaban ara organizar la paz en la Sociedad de Naciones. En ese sentido, defendía que era la única corriente defensora del arbitraje, la conciliación y el fallo imparcial para solucionar los problemas en el orden internacional.

El socialismo luchaba por el desarme como condición esencial para la paz, y lo hacía por convicción. El socialismo, en segundo lugar, había conseguido, con su fuerza, hacer posible y necesaria la creación de la Organización Internacional del Trabajo, sentando las bases de una legislación social coordinada con el fin de conseguir la justicia social, vinculada con la paz.

En relación con la legislación social, el socialismo tenía el derecho de reivindicar la paternidad real de las leyes obreras, de seguros, pensiones, jornada de las ocho horas, etc, y que habían sido arrancadas al miedo de los conservadores y la hostilidad del individualismo liberal, y a pesar de los obreros “adormecidos en ls filas de la democracia cristiana”, a la que

Wauters consideraba que frecuentemente era cómplice de la reacción. Wauters consideraba que el socialismo era una fuerza política evidente, y que se extendía, llegando a sectores hasta el momento hostiles al mismo, como el de los pequeños burgueses y los intelectuales.

En ese sentido, además, explicaba que el socialismo había llevado a los pueblos de la Tierra una enorme esperanza al llamarlos a la organización y a la lucha, y al mostrar que su emancipación solamente dependía de ellos mismos, combatiendo la resignación en que los habían mantenido las distintas religiones.

También había conseguido hacer vencer a la ignorancia, gracias a un enorme esfuerzo intelectual y moral.

El socialismo se había erigido en defensor de la democracia y las libertades públicas, frente al resto de fuerzas que, influidas o animadas por los intereses de clase o por regímenes reaccionarios, habrían traicionado a las mismas.

El socialismo aportaba una solución frente a la rapidez y amplitud con la que se formaban los trust y cárteles en la industria, el comercio y la banca con el fin de que los trabajadores pudieran intervenir en las riquezas, es decir, en su producción, pero también en su reparto. El socialismo había tardado algo más de medio siglo en plantear estas ideas, y en organizar, a costa de muchas dificultades, a los trabajadores para crear, entre ellos, y por encima de prejuicios y odios, lazos sólidos y una acción común. Por la rapidez de su acción y por la fuerza que había adquirido Wauters opinaba que el socialismo estaba seguro de su victoria. En fin, Wauters realizaba un ejercicio optimista de una situación que iba a cambiar muy pronto en los treinta.

Hemos consultado el número 6275 de El Socialista, de 16 de julio de 1929. Podemos acudir a la hemeroteca de El Obrero para consultar la biografía que publicamos sobre Wauters.

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