La acusación francesa a la Masonería española por la caída de Primo de Rivera

Historia

Cualquier lector inquieto sobre historia contemporánea sabe que a la Masonería se la ha achacado todo tipo de conspiraciones con fines políticos de distinta índole. La Masonería española siempre fue acusada por el franquismo de ser una de las causantes del supuesto caos que supuso la Segunda República y de gran parte de los “males” que habrían azotado a España desde el siglo anterior, dentro del heterogéneo grupo de supuestos enemigos del país, en la justificación para poner en marcha el golpe de estado del 17-18 de julio de 1936.

 

Pues bien, en este apunte nos hacemos eco de un hecho un poco anterior, el de la caída del poder de Miguel Primo de Rivera a comienzos de 1930.

Al parecer, la publicación francesa de signo reaccionario Les Cahiers de l’Odre, que se editaba en París, estaba intentando demostrar que la salida del poder de Miguel Primo de Rivera había sido debida a las “actividades incesantes” de la Masonería. El Grande Oriente Español comentó este hecho considerando que no valía la pena por inútil, formular una protesta, porque parecía que se seguía sin entender la reiterada manifestación de que la Masonería corporativamente, es decir, como organización, vivía al margen de las políticas nacionales.

Pero, además, la Obediencia quería demostrar como los periódicos “reaccionarios” españoles, especialmente el diario madrileño y calificado como “palatino” ABC, en alusión a su condición de periódico monárquico, habían explicado que dicho final tenía que ver con un “acto personal” del rey Alfonso XIII, sin que en la misma tuvieran nada que ver los “núcleos liberales” de oposición.

Si así lo decía la prensa de derechas españolas, ¿por qué este interés de la publicación francesa en acusar a la Masonería? El propio Grande Oriente Español se preguntaba si era acaso que la voluntad real estaba de acuerdo con los masones.

Hemos consultado la declaración en el número 49 del año IV del Boletín del Grande Oriente Español del 10 de diciembre de 1930. Debemos recordar que el Gran Maestre del Grande Oriente Español era por esos momentos Demófilo de Buen.

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