Torres Fraguas y la mortalidad infantil en los años veinte

Historia

Pablo Bahillo y un servidor hemos dedicado varios trabajos en El Obrero a la figura del doctor Torres Fraguas, un hombre humilde que llegó a ser médico, un facultativo con intenso compromiso social, político y masónico. Ahora regresamos al mismo para recuperar sus consideraciones sobre la mortalidad infantil en España hacia 1924.

 

Las estadísticas daban, según nuestro protagonista, todos los meses cifras escalofriantes sobre la mortalidad infantil en España. Las bronconeumonías, neumonías y bronquitis se llevaban a muchos niños, especialmente de las “clases menesterosas”. Estas dolencias infecciosas lo eran por contagio directo o bien de otro enfermo o por contaminación de las habitaciones donde se vivía, aunque también explicaba que podían ser secuelas de enfermedades contagiosas como el sarampión, y la escarlatina.

Torres Fraguas se lamentaba que, entre los no profesionales, pero también entre ellos, no se diese la suficiente importancia a estas enfermedades. El sarampión podía llevar a gravísimas enfermedades, aludiendo a la propia tuberculosis. Estos problemas solían solucionarse entre los niños de familias pudientes, con recursos, por la ventilación y la higiene, algo imposible en la vivienda de la clase obrera, y hasta de clase media. Torres Fraguas, fiel a su compromiso, denunciaba la hipocresía de la “sociedad cristiana” al permitir la gran mortandad infantil en España.

Había que actuar, y los poderes públicos eran los indicados, es decir, el Estado, las Diputaciones y los Ayuntamientos. Había que contar con establecimientos adecuados y específicos para las enfermedades infecciosas de la infancia.

Hemos consultado el número 4655 de El Socialista de 9 de enero de 1924. En la Hemeroteca digital de El Obrero podemos completar nuestro conocimiento sobre el doctor Torres Fraguas.

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