El hermanamiento entre los socialismos español y portugués en 1911
Pablo Iglesias viajó a Portugal a finales del año 1911 por petición del Comité Central de la Federación Socialista del Sur, una estancia que sirvió para hermanar a los dos Partidos Socialistas ibéricos.
Iglesias llegó a la estación de Rocío donde le esperaban los socialistas lisboetas, así como una nutrida representación de la colonia española, junto con una multitud de trabajadores. El líder socialista español fue llevado al hotel Francfort, y desde un balcón del mismo se dirigió a los que allí se concentraron para agradecer la “acogida fraternal” que había recibido, y para explicar el objeto de su visita, y que no era otro que el de estrechar los lazos entre los obreros de ambos países.
Al día siguiente, 1 de diciembre, se celebraba el día de la independencia de Portugal que, desde la proclamación de la República, se denominaba “Fiesta de la Bandera”. Los socialistas portugueses lo celebraban con un acto de fraternidad, respondiendo así a los homenajes que se hacían en ese día de las “guerras dinásticas con que los reyes han procurado separar a dos pueblos hermanos”. En este sentido, recordemos que Portugal alcanzó la independencia de los Austrias hispanos un siglo casi después de que dicho país con su imperio colonial fuera incorporado a los dominios de dicha dinastía con Felipe II. En el acto de 1911 participó Pablo Iglesias, donde expuso la necesidad de la unión de todos los oprimidos, en la línea de aproximar a los trabajadores de los dos países. Iglesias quería que la fraternidad teórica establecida entre los socialistas debía ampliarse con hechos, y frente a los odios que la burguesía pretendía sembrar entre los pueblos. También confirmó a los portugueses que el socialismo español estaría a su lado para impedir que se restaurasen en Portugal instituciones que el pueblo odiaba, de igual modo que pensaba que lo estarían los socialistas portugueses con los españoles en su lucha por implantar la República en España. Ese acto se celebró en el salón de la Caja Económica Obrera, una destacada cooperativa. El acto, como vemos, se basó en el enaltecimiento de la fraternidad por encima de las fronteras, con actuación del Orfeón Socialista Obrero con La Internacional.
Al día siguiente hubo un acto similar en el Centro Socialista del segundo barrio, y allí Iglesias recordó a Lafargue y, sobre todo, señaló la actitud que debían observar los socialistas de ambos países enfrente de los reaccionarios, además de ofrecer algunos consejos para que prosperase el socialismo luso. Dicho acto tuvo importancia porque se aprobó por unanimidad un manifiesto sobre la lucha de los dos socialismos por la emancipación de la clase trabajadora:
“El Partido Socialista portugués, manteniendo completa solidaridad con los Partidos Socialistas de todo el mundo, afirma ésta, especialmente, con el Partido Socialista español, ante su legítimo representante, Pablo Iglesias, para facilitar la solución de los problemas políticos y económicos que interesan á los pueblos de la Península ibérica.—Martín Santareno.—Antonio Pereira.—Manuel d'Oliveira Pombo.—Manuel Carmo Barao. — César Nogueira. —Alfredo Camilas.—José Pereira Laginha. ~ Alfredo Jou da Fonseca.— Manuel Eugenio Petronilla.—Carlos Roca.—Antonio Augusto Homen.—Gabriel Pires Barseira.—Ladislao Batalha.—Pablo Iglesias”.
Además, Pablo Iglesias impartió una conferencia en el Centro Democrático Español dirigido más a los españoles residentes en Portugal. Por un lado, habló de la conducta que debían seguir los “elementos avanzados” de la colonia española en relación con la República portuguesa, pero también al esfuerzo que había que realizar para implantar la República en España. En este sentido, recordemos que estamos ya en plena Conjunción Republicano-Socialista.
En relación con la visita, el socialista portugués Ladislao Batalha publicó un artículo en A República Social, que tradujo Vida Socialista para los lectores españoles. En el mismo se expresaba cómo Portugal había vivido hasta entonces aislado de la alianza de solidaridad internacional socialista. Por eso había sido tan importante la visita de Pablo Iglesias, representante del Partido Socialista español, con el que había que entenderse para establecer acciones conjuntas. Batalha había tomado nota de los discursos de Iglesias en relación con sus consejos sobre la necesidad de que los socialistas portugueses luchasen por consolidar la República, a través de los medios más favorables para el proletariado, además de la obligación de dichos socialistas de ayudar a sus homólogos españoles en su lucha por la implantación de la República en España, según los acuerdos de la Conjunción Republicano-Socialista.
En clave obrera debían desaparecer las fronteras, fomentándose la propaganda entre las clases trabajadoras para que las huelgas, cuando fuera necesario, se generalizasen por toda la península Ibérica, porque, siguiendo los principios internacionalistas, Batalha defendía que en cuestiones de trabajo no había nacionalidades, sino únicamente intereses económicos. Batalha creía que los socialistas lusos debían comenzar a interesarse más por las cuestiones sociales españolas, y viceversa también. Las visitas recíprocas debían contribuir a estrechar los lazos fraternales. Para el autor era importante que el socialismo portugués se pusiese en marcha en clave internacional.
Hemos trabajado con el número 1340 de El Socialista, de 15 de diciembre de 1911 y con el número 98 de 17 de diciembre de ese mismo año de Vida Socialista.