La UGT sobre el olvido del campo en la Transicion
La Federación de Trabajadores de la Tierra de la UGT elaboró un informe en 1977, además de visitar al ministro correspondiente el 17 de enero de 1978, aunque la visita había sido solicitada en diciembre anterior, pero fue demorada por Martínez Genique porque según los sindicalistas había decidido verse antes con la patronal y otras asociaciones. La Federación, en contestación, convocó una manifestación el día 4 de enero para el 14, pero el permiso fue denegado a excepción de tres provincias, donde acudieron, al parecer, unas cuarenta mil personas.
El informe consideraba que el campesinado español estaba padeciendo una creciente proletarización. Incluso el pequeño propietario necesitaba ampliar sus ingresos con otro salario, convirtiéndose en trabajador asalariado a tiempo parcial. Pero, sin embargo, también se detectaba la escasa conciencia que en determinadas zonas tenían los campesinos sobre su situación. La Federación de Trabajadores de la Tierra atribuía esa falta de conciencia a la “escasa información recíproca existente entre la sociedad urbana y la sociedad rural”. Además, el informe señalaba cómo la sociedad española era ajena a la problemática de los trabajadores del campo.
Respecto al sindicalismo en el ámbito rural, la Federación señalaba que mientras Comisiones Obreras era exclusivamente obrera, la Unión General de Trabajadores mantenía una línea más amplia, al incluir en el mismo sindicato tantos trabajadores autónomos como por cuenta ajena.
El informe explicaba que las organizaciones campesinas empresariales pretendían arrogarse la representación de todos los campesinos. Esas organizaciones eran la Asociación Regionalista Agraria, promovida por Alberto Ballarín, miembro de la UCD, el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, apoyada por e Opus Dei, y cuyo radio de acción se circunscribía a Andalucía, y la Confederación Nacional de Labradores y Ganaderos, presidida por “Adolfo Suárez, dirigente del verticalismo”. Para la UGT estas organizaciones tenían un objetivo común, y no era otro que el de presentarse unidas, “frente al marxismo sindical”.
El informe concluía con una llamada de atención al Partido Socialista, al solicitarle que asumiera la defensa del agricultor y el ganadero, porque su situación iba camino de empeorar. Era necesario que la acción sindical tuviera un respaldo político.
Hemos trabajado con el número del 22 de enero de 1978 de El Socialista.