Las lecciones de España para un joven Willy Brandt
Bernd Rother presentó un texto sobre Willy Brandt y España en la Jornada titulada “Willy Brandt en su centenario. La huella alemana en Aragón”, organizada por la Fundación María Domínguez y la Fundación Friedrich Ebert, en marzo de 2014, que podemos consultar en la red, y que recomendamos vivamente, justo cuando la Fundación Pablo Iglesias recibe la exposición sobre este fundamental personaje no solo para Alemania y el socialismo, sino también para una Europa mejor y para nuestro país al que tanto amaba.
Aunque la exposición está centrada más en su etapa como canciller, nosotros hemos querido fijarnos en su juventud, en la España de la Guerra Civil donde estuvo, sin olvidar la importancia que tuvieron sus consideraciones sobre cómo abordar la relación con la dictadura en el tardofranquismo y de cómo debía producirse un cambio en el socialismo español para afrontar el fin del régimen y el futuro para España, asuntos que trataremos en otra ocasión.
Rother opinaba en su ponencia que el joven Brandt sacó dos grandes lecciones de España que, a nuestro juicio, nos parecen fundamentales. Las dos lecciones están relacionadas entre sí y tenían que ver con la libertad y el rechazo al sectarismo.
La libertad tenía y tiene muchos enemigos, y en la Guerra Civil comprobó que podían estar tanto en la derecha como en la izquierda. Ya había padecido el odio a la libertad desarrollado por los nazis hasta extremos insospechados hasta entonces. Pero en España conoció el estalinismo y el poder de los servicios secretos soviéticos, que intentaron, con notable éxito, como sabemos, acallar y perseguir a las izquierdas consideradas como enemigas de su concepción totalitaria.
El sectarismo era y es otro peligro grave, y en aquella España republicana en guerra lo hubo, sin lugar a dudas, en distintos momentos. Las luchas y enfrentamientos entre diferentes izquierdas fueron terribles, como también es de sobra conocido, y que tuvieron su importancia entre las causas de la derrota. Brandt tomó nota de esto, y de que no era más revolucionario el más intransigente ni el más purista, sino el que defendía la estrategia más realista. Brandt tuvo oportunidad de aplicar esta enseñanza cuando se le encargaron responsabilidades de gobierno en su país tanto en el ejercicio de la política interior como en la exterior, además de en sus relaciones con el PSOE en el exilio y con el nuevo PSOE.
Sin lugar a dudas, la exposición es un ejercicio para aprender de un personaje excepcional.