La enseñanza obrera en Checoslovaquia a principios de los años treinta

Historia

En Checoslovaquia funcionaba la Academia Obrera de Praga, fundada cuando el país no existía como estado independiente, es decir cuando se estaba dentro del Imperio austro húngaro. Fue debida a la iniciativa de Masaryk, que sería presidente de la República, con la contribución de los socialistas checos, con especial protagonismo de Steiner. Debemos recordar que el filósofo y político Tomas Masaryk fue el fundador de la República de Checoslovaquia.

 

La Academia comenzó a ser una especie de complemento de la escuela primaria ante las carencias educativas de comienzos del siglo XX. Pero cuando se relanzó el sistema educativo en la nueva República la Academia pudo dedicarse al que tenía que ser su objetivo, que era la difusión de las ideas socialistas de una forma sistemática.

En el año 1931 organizó hasta treinta y nueve cursos socialistas, con más de mil lecciones o conferencias, y doscientos cincuenta cursos superiores. La labor de la Academia en la formación socialista fue muy intensa porque se calcula que entre 1928 y 1931 llegó a más de un millón de personas. En realidad, estaríamos hablando de una Universidad Obrera.

La Academia organizaba, además, escuelas de verano para la juventud obrera.

A comienzos de la década de los treinta se trató de la reforma de los estatutos para que la Academia no solamente se dedicase a los checos y eslovacos, para atender a las minorías, especialmente la alemana, que poseía su propia organización educativa obrera, y que funcionaba desde antes de la Gran Guerra. Pero también se querían llegar a la población de lengua magiar y a la de lengua rutena. Este debate, generado en un Congreso a comienzos de los años treinta, llevó crear unos nuevos estatutos que potenciaron la descentralización de la organización para hacer de cada rama regional un centro autónomo de actividad intelectual socialista.

La resolución que se votó en dicho Congreso subrayó la necesidad de potenciar el trabajo pedagógico en la obra de la emancipación socialista, además de opinar sobre las reformas escolares en curso en ese momento en el país defendiéndolas por su carácter progresista frente la reacción, además de oponerse a las medidas de ahorro económico que afectaban a las bibliotecas municipales.

Hemos sacado los datos del número del 3 de febrero de 1933 de El Socialista. En la hemeroteca de El Obrero el lector interesado encontrará más trabajos nuestros sobre la enseñanza obrera, con especial dedicación al caso belga.

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