Las Conferencias de La Haya o la “civilización de las guerras”
Las Conferencias de La Haya, de 1899 y 1907 supusieron el primer intento de “civilizar” las guerras.
En realidad, la primera vez que se trató esta cuestión fue en Bruselas en 1874, con el Proyecto de declaración concerniente a las leyes y costumbre de la Guerra. Se trató de un acuerdo alcanzado en el verano de ese año por iniciativa del zar Alejandro II de Rusia con participación de quince países. La propuesta zarista fue adoptada con algunas modificaciones. En el documento se planteaba el funcionamiento de la autoridad militar en territorio hostil, los distintos tipos de combatientes, los medios de herir al enemigo, el asedio y el bombardeo, la cuestión del espionaje, los prisioneros de guerra, heridos y enfermos, el empleo de la fuerza militar en relación con las personas privadas, los impuestos y requisas, los parlamentarios, la capitulaciones, los armisticios y la atención de heridos por neutrales. Pero al no ser un acuerdo vinculante no tuvo más que una fuerza testimonial, además de que dejó a varias posibles interpretaciones algunas cuestiones como la de la situación de los civiles armados en guerra. En todo caso, al menos, puso las bases para discusiones y acuerdos posteriores.
Pues bien, de nuevo la Rusia zarista tomó la iniciativa a fines del siglo XIX con el zar Nicolás II a través de su diplomático Mouraviov, que elaboró la circular que lleva su nombre, que sería el programa de la Conferencia a celebrar entre mediados de mayo y finales de julio de 1899. Pero antes de analizar lo allí propuesto y tratado conviene advertir que a los rusos, con esta convocatoria, no les movía un elaborado y profundo sentido humanista e idealista. La propuesta de emprender un desarme, en la ya clara carrera de armamentos de la denominada “paz armada”, y de revisar las leyes y costumbres sobre la guerra, tenía que ver más bien con las dificultades que San Petersburgo tenía para seguir esa carrera emprendida por las principales potencias europeas.
Precisamente, porque los estados europeos eran conscientes de las intenciones rusas, y se encontraban en un marco internacional muy susceptible entre todos, la Conferencia no llevó a grandes acuerdos. En todo caso, se consiguió adoptar el acuerdo de que cualquier disputa internacional se resolvería de forma pacífica, y, sobre todo, se aprobó la creación de un tribunal permanente de arbitraje. El tercer acuerdo importante tuvo que ver con la definición de la legislación a aplicar en caso de guerra.
La segunda Conferencia de La Haya tuvo lugar entre mediados de junio y octubre de 1907, y también por iniciativa de Rusia. En todo caso, ya Theodore Roosevelt había propuesto que se celebrase en 1904, pero estalló la Guerra ruso-japonesa, y no se pudo poner en marcha.
En esta nueva Conferencia los británicos se empeñaron en conseguir una limitación de armamentos pero Alemania con un grupo de otros Estados bloquearon esta iniciativa. En todo caso, se consiguió aprobar varios acuerdos relacionados con el arbitraje, la deudas, derechos y obligaciones de los países neutrales y las reglas a seguir en la guerra naval. Los tratados que resultaron de estas dos Conferencias constituyen lo que se denomina Convención de La Haya.