En la década de los años ochenta del siglo XIX la industria textil iba ganando terreno a otras actividades económicas en la localidad de Canet de Mar, ocupando cada vez más a hombres, mujeres y niños en las fábricas, pero padeciendo condiciones laborales y salariales bastante duras. En 1888 se produjo una huelga, inaugurando un final de siglo en el que el movimiento obrero de Canet se moviliza. En julio de 1891 habrá otra huelga en la fábrica textil de Josep Canals, una de las principales. Las trabajadoras se declararon en huelga porque no aceptaron una rebaja de sus salarios. La situación económica de Canet en los noventa no fue muy boyante, provocando que muchos trabajadores marchasen, mientras que los que se quedaron desarrollaron aún más su capacidad reivindicativa, como ocurrió en 1893 con violencia incluida ante las promesas incumplidas de un empresario de montar una nueva fábrica. La década de los noventa, por lo tanto, fue especialmente conflictiva.