Aunque Mussolini mantuvo las instituciones parlamentarias del Estado italiano hasta 1925, en realidad no funcionaban como tal desde que en 1924 tuviera lugar el asesinato de Matteotti y se produjera el abandono del Parlamento por parte de la oposición, un hecho que para algunos fue un error político porque permitió sobrevivir a Mussolini cuando crecía la contestación contra él. Lo que está claro es que fue un momento crítico para la supervivencia del régimen fascista porque no estaba claro si el rey terminaría por enfrentarse al dictador. Algunos empresarios y políticos querían que el monarca despidiese a Mussolini, pero Víctor Manuel III temía más a una posible revolución social y no dio ningún paso. Mussolini puede estar tranquilo. Entre 1924 y 1925 se produce la desaparición de los partidos políticos, la prensa es atornillada, se queman libros considerados subversivos en algunas plazas y calles, se maltrata y asesina a personajes considerados enemigos, y comienza el exilio de muchos opositores hacia Francia.