Siempre he deseado que llegue abril porque siempre marzo ha sido un mes lleno de problemas y hasta de desgracias personales, como si uno hubiera padecido su particular “idus” en dicho mes. Abril, en cambio, es un mes que me anima por muchas razones, por la lluvia, el sol, por la mezcla del frío que se niega a irse con el calor que intenta imponerse, por las flores, en fin, por la primavera ya triunfante, y hasta porque una hermana vino al mundo en un día de abril que permanece en mi memoria con nitidez, y en la de toda la familia porque me he pasado la vida repitiendo aquella experiencia. Y, por fin, porque está el 14 de abril.