Los niños y niñas de la guerra y la posguerra
La mayor parte de las personas que están falleciendo lejos de sus familiares y allegados fueron niños y niñas de la guerra y de la posguerra, vivieron su infancia en los años duros y grises del primer franquismo, pasando penurias cuando no persecuciones, comenzaron sus juventudes en una España con más luz y con menos hambre, aunque con la misma represión, para luego ser protagonistas de la restauración de la democracia en los años setenta. Esas generaciones sufrieron mucho, pero no se rindieron, sacaron a sus familias adelante, algunos hasta lucharon de forma activa o pasiva, y padecieron la ira de la tiranía, pero siempre soñando con una España mejor para los que nacimos después, para que no nos faltase nada, y pudiéramos vivir en un país mejor, más moderno, más vivible.
Cada día nos enteramos del fallecimiento de miembros de nuestras familias o de nuestros amigos y conocidos, y sabemos cómo fallecen, sin posibilidad de que podamos despedirnos en vida, de poder honrar en persona su memoria. Cada día es un rosario infame, un espanto con el que desayunamos y cenamos.
Nunca dejaremos de agradecer a nuestros padres, madres, abuelas, abuelos, tíos y tías, familiares y allegados esos sacrificios, y el ejemplo de sus vidas de constante esfuerzo en bien de nosotros y de nuestro país.
En estos tiempos de patriotismo hueco, de agitar banderas sin sentido, de llenarse la boca con supuestos amores incondicionales, pero hipócritas por España nos damos más cuenta del inmenso valor que esos españoles y españolas atesoraron para nosotros y nosotras, y para este viejo y dolorido país.
Se van unas generaciones que se hicieron con tantos sacrificios y dolor que no merecían un final así, sino el que el natural devenir de la vida debe brindar a cada ser humano.
Gracias siempre porque lo bueno que tiene este país fue gracias a vuestro esfuerzo.