Coletazos de frivolidad en el ámbito de la derecha madrileña
En estos días hemos asistido a dos ejercicios de frivolidad en el ámbito de la derecha, tanto en la política como en la lúdica.
Por un lado, hemos descubierto que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, uno de los diputados más adinerados de la Asamblea, que en el pasado nos explicó que no eran ciertos los informes sobre los índices de pobreza en Madrid, cobra el bono de calefacción, ideado para “consumidores vulnerables”. Como entre los requisitos que se requieren no se especifica el nivel de renta en el caso de las familias numerosas la petición del consejero es completamente legal, pero es evidente, aunque desde el propio Gobierno autonómico se defiende lo realizado, que supone un verdadero escándalo, una especie de ejercicio de frivolidad. Existe en la derecha española una tendencia o inclinación muy acusada de criticar políticas impulsadas desde la izquierda para luego beneficiarse personalmente de las mismas. Lo vemos constantemente con la demonización que se hace del reconocimiento de determinados derechos, que luego, en la vida privada, son ejercidos sin rubor (divorcio, aborto, matrimonio de personas del mismo sexo, por ejemplo). Otro caso es el del gasto social porque consideran que genera déficit y porque, en realidad, cada uno tendría que ser responsable de su vida sin ayudas de ningún tipo según la filosofía neoliberal, para luego solicitar ayudas sociales, aunque se disfrute de una posición acomodada. No es el primer caso que conocemos en la historia de los gobiernos conservadores en la Comunidad de Madrid. Algo me viene a la cabeza sobre algún tipo de subvención para escolarizar a algún hijo, ya saben.
Por fin, en la justificación de lo realizado el destacado político nos recuerda que es “dinero de Pedro Sánchez, del Gobierno de España”, una expresión que demuestra, esa típica concepción patrimonialista del Estado y las Administraciones públicas de la derecha española, ya que ese bono sale de los impuestos de los españoles y españolas, y no pertenece ni a Pedro Sánchez ni al Gobierno de España. Los españoles y españolas no se si querrán que de sus impuestos se ayude a un señor con un gran sueldo y un patrimonio personal que, al parecer, estaría en el millón de euros.
El segundo ejercicio es aún de mayor frivolidad, aunque, afortunadamente, no afecta al bolsillo de los ciudadanos y ciudadanas. Un personaje famoso del mundo del espectáculo, y que en los últimos tiempos se ha ido significando, junto con su pareja, a favor de la Administración popular también de Madrid, y que ha sido criticado por un controvertido vídeo de propaganda, ha declarado que, lamentablemente, en España vivimos algo parecido a lo que se padeció en tiempos de la dictadura franquista, ya que, al parecer no se puede decir lo que se piensa. En realidad, es algo sumamente jocoso, se cae por su propio peso, y casi no habría que hacer muchos comentarios, demostrando que este señor no acepta las críticas, que se pueden hacer, precisamente, en una democracia, como también defenderse y criticar, a su vez, a quien nos critica. Por otro lado, es un insulto a los españoles y españolas que por criticar en aquella época pasaron unos cuantos años en la cárcel y/o sufrieron una paliza en un calabozo, o hasta perdieron la vida. Lo preocupante es, por fin, el mensaje que subyace, ya que, nos parece un ejercicio un tanto peligroso de frivolidad, porque parece un complemento del discurso de la derecha mediática y de parte de la política sobre la supuesta existencia de una especie de dictadura actual fruto de la coalición que sostiene al ejecutivo en el Parlamento que, como es bien sabido, sería “social-comunista” y con otros participantes y defensores en el universo general y heterogéneo de las izquierdas políticas, sociales y culturales.