¿Liberales?

Política

Llevamos unos años escuchando que la derecha española es liberal frente al socialismo interesado en el poder del Estado frente al individuo. Empezó Esperanza Aguirre con sus elogios sobre el liberalismo británico, y luego una de sus sucesoras al frente de la Comunidad de Madrid ha basado gran parte de sus campañas políticas en que en Madrid había mucha libertad frente a otros lugares de España, provocando la mofa de la izquierda, al considerar que era la “libertad de las cañas” frente a la desatención de los servicios públicos, especialmente el de la sanidad, aunque no debe olvidarse nunca el de la educación. Son liberales nos lo dicen todos los días, creen en la libertad, y no dejan de tener razón, pero solamente son liberales en lo económico, siguiendo las pautas, un tanto ya desvaídas del neoliberalismo.

 

Pero, ¿son liberales en lo político, en el campo de los derechos, no digo ya colectivos, sino en los individuales más clásicos? Bueno, aquí ya la cosa cambia mucho porque para conseguir poder en las instituciones han decidido ceder en este campo, donde nunca fueron muy expertos ni se movieron con fluidez, pero, todo hay que decirlo, algo habían aprendido en Europa y después de cuarenta años de democracia, a favor de sus socios de extrema derecha, en plena cruzada contra Virginia Woolf, Lope de Vega, etc.. El partido de color verde ha marcado una estrategia muy definida sobre lo que quieren a cambio de su apoyo imprescindible, y el ámbito de la cultura es prioritario, ya que están empeñados en reeducarnos después de tantos años de libertinaje protagonizado por las distintas izquierdas en Comunidades y Ayuntamientos, especialmente en materia sexual, para ser consecuentes con su cruzada contra los empeños que hemos emprendido para luchar contra la violencia de género y por los derechos de gais, lesbianas, y transexuales.

Pero, además, un destacado representante del Partido Popular, aún reconociendo que había habido situaciones de censura y advertido que no se iba a volver a repetir, ha aprovechado para cargar contra la izquierda porque, supuestamente, siempre está dando lecciones de moral, pontificando y criticando a algunos artistas, ideas o formas de entender la vida. Pero, en realidad, ¿qué tiene que ver que eso, aunque se admitiese que la izquierda hubiera realizado esa “pontificación” en los últimos años, con censurar obras de teatro y espectáculos?

No debemos olvidar que la derecha española y la Iglesia, que también es muy dada a esta actitud, no han entendido nunca que la libertad de expresión es criticar, con respeto, eso sí, todo lo que alguien o un colectivo, partido, sindicato u organización estime oportuno, y hasta plantear otros modos de vida o de entender la misma, y más cuando se viene de una España donde nadie ni nada podían salirse un milímetro de lo estipulado, pero que otra cosa muy distinta es censurar, es decir, volver, precisamente, a aquella España en la que unos se arrogaban el derecho a decidir lo que se podía ver, oír y leer. En una palabra, por muchas críticas que se hagan a algunas formas de vida o a la religión a nadie le obligan a cambiar de forma de vida o a abjurar, ni se exigen certificados de “progresía” para poder vivir, mientras ustedes impiden que haya españoles y extranjeros que puedan disfrutar con el Orlando de Virginia Woolf. Es más, si no quieren ustedes ir, no vayan al teatro, eso es la libertad, pero no pueden impedir que otros si quieran ir. La diferencia entre unos comportamientos y actitudes y otros es casi abismal, señor Sémper, desde el respeto, pero desde la más profunda discrepancia. Critique a quienes ven la vida de forma distinta a la suya, pero intente, en la medida de sus posibilidades, que los suyos no impidan disfrutar de la libertad de expresión. Recuerde, esto lo dice la Constitución, a la que ustedes tanto idolatran.

Parece mentira que haya que explicar estas cosas a estas alturas, pero, ¿no será que en el fondo nunca han creído en las libertades, y mucho menos en la de expresión?, ¿o no importa ceder en esto, que, no lo olvidemos, es el fundamento del liberalismo democrático, con tal de gobernar donde sea y como sea?

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