Ochenta aniversario del primer informe Beveridge: pilar del Estado del Bienestar

Historia

En este mes de noviembre se cumple el 80 aniversario del primer Informe Beveridge, un documento clave en la Historia social, económica y política de Occidente, ya que supone uno de los pilares de la construcción del Estado del Bienestar, según el modelo británico. Tanto el primero como el segundo informe fueron obra de William Beveridge, un personaje con un bagaje ya muy desarrollado en este campo, cuando fue encargado para realizarlos.

 

Beveridge comenzó a dirigir en 1919 la London School of Economics, gracias a los fabianos, siendo una responsabilidad que mantuvo hasta 1937. Pero ya tenía un currículum muy desarrollado. En el Gobierno liberal de Asquith puso en marcha un servicio de empleo en favor de los parados, que dirigió en 1909. Además influyó claramente en Lloyd George para que en 1911 se implantase la National Insurance Act. Nuestro protagonista estaba defendiendo un sistema de pensiones de jubilación y un sistema de seguridad social.

Pues bien, en 1940, con el Gobierno presidido por Churchill, pero sostenido por los laboristas en carteras claves, le llegaría a Beveridge su gran oportunidad. El laborista Ernest Bevin, a la sazón ministro de Trabajo, le solicitó que estudiase la cuestión de la seguridad social, que ya había dado sus primeros pasos, pero de forma desordenada, y no estructurada en un plan general riguroso, tanto en lo relacionado con las prestaciones como en su financiación. Al año siguiente llegaría el encargo oficial. Tenía que elaborar un informe para cuando llegase la paz, y que, como sabemos fue la base del programa laborista que llevaría a este Partido a la victoria a partir del final de la Segunda Guerra Mundial. Los británicos, agradecidos por el liderazgo de Churchill en el momento de las tribulaciones, querían, pasado ese tiempo, un cambio hacia el bienestar.

El Informe lleva por título, Report to the Parliament on Social Insurance and Allied Services, que en castellano sería, Informe al Parlamento acerca de la Seguridad Social y de las prestaciones que de ella se derivan. Se hizo público en noviembre de 1942, es decir, ahora hace 80 años. En el mismo se abordaba la necesidad de que los gobiernos y poderes públicos considerasen como cuestión de estado el bienestar de la sociedad. No se trataría de arbitrar políticas de caridad o de ayuda para colectivos desfavorecidos permanentemente o por los vaivenes de los ciclos económicos, como se había hecho en el pasado, sino de establecer la seguridad social como un derecho de todos los ciudadanos y ciudadanos. Los beneficios que generaba la economía no podían ser solamente disfrutados por una parte de la sociedad. Es importante destacar que estas concepciones nacían en la patria del liberalismo económico, completamente contrario a la intervención del Estado en la economía. Pero el propio Beveridge intentó convencer a los conservadores de que la seguridad social era fundamental porque beneficiando a los trabajadores salía ganando la industria, ya que, el bienestar aumentaría la productividad, y con ella un imprescindible aumento de la competitividad, y más en la posguerra con unos Estados Unidos que, presumiblemente, podían monopolizar los mercados mundiales dada su potencia.

El segundo informe es del año 1944, el Full Employment in a Free Society, es decir, Trabajo para todos en una Sociedad libre. Vendría a ser el complemento del anterior, al demostrar que un sistema eficaz de protección social exigía una situación de pleno empleo. Aquí habría una evidente influencia de Keynes.

Así pues, un liberal como fue Beveridge ofreció las claves para un programa profundamente laborista, en la construcción del Welfare State, que, en líneas generales respetó el conservadurismo británico hasta Thatcher a finales de los setenta, cuando rompió, como en otras muchas cuestiones, con tradiciones asumidas de su partido en aras del triunfo de las tesis neoliberales, que nada tenían que ver con el liberalismo de Beveridge ni, por supuesto, con el laborismo de Attlee y Bevin en los cuarenta y después de Wilson en los sesenta.

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