La Malta napoleónica

Historia

Malta perteneció a Francia durante un breve período de tiempo, entre 1798 y 1800. Intentemos repasar este intenso momento histórico de la isla en medio del Mediterráneo.

 

Malta pertenecía, como es sabido a los Caballeros de Malta. El siglo XVIII fue complicado en la isla porque hubo una conspiración en 1722 de esclavos y prisioneros turcos a la que se unió parte de la población cansada de como estaba funcionando la administración. La revuelta fue duramente reprimida, pero también es cierto que esta dura advertencia fue tomada en cuenta y el Gran Maestre, Enmanuel de Rohan, introdujo una serie de reformas, frenando los abusos despóticos que se venían practicando, además de promulgar un código de leyes, muy en la línea del despotismo ilustrado.

Pero la situación de Malta iba a cambiar radicalmente a finales del siglo XVIII cuando en 1798 Napoleón se hizo con la isla. Aquello ocurrió el 10 de junio de 1798.

El 9 de junio la flota francesa, que transportaba el conocido como ejército de oriente al mando de Napoleón, recaló en la costa norte de Malta, en el momento que la máxima autoridad, es decir, el Gran Maestre, era Ferdinand von Hompsche zu Bolheim. Napoleón, desde el buque insignia de la flota, pidió permiso a las autoridades de la Orden de Malta para poder amarrar los navíos en el puerto y poder conseguir agua. El Gran Maestre convocó un consejo de guerra urgente y llamó a todos los caballeros a las armas ante la sospecha de las verdaderas intenciones francesas. Los caballeros, por lo tanto, se dispusieron a proteger los gruesos muros de la capital de Malta. En todo caso, se habló con los franceses y se llegó al acuerdo de que la flota podía acercarse al puerto en pequeños grupos de cuatro barcos. Napoleón en un bote se dedicó el resto de la jornada a visitar el litoral y las fortificaciones.

Así pues, al día siguiente, los franceses desembarcaron en Gozo, y en otros lugares y ocuparon de forma rápida la isla menos la capital. Napoleón ofreció, entonces, al Gran Maestre un armisticio de un día para rendir La Valeta. Dos hechos fueron determinantes para rendirse. En primer lugar, las fuerzas francesas eran muy superiores y, además, había un importante sector de caballeros de Malta que eran franceses y no estaban dispuestos a luchar. En realidad, este sería el factor determinante porque la fortaleza de La Valeta no era fácil de conquistar y siempre había resistido a los turcos.

El día 12 se firmaron los acuerdos de capitulación. Malta se incorporaría a la República de Francia, y a cambio el Gan Maestre recibiría una compensación económica. Tendría que otorgar los puestos de poder y responsabilidad a los caballeros franceses.

Napoleón puso en marcha un programa de reformas con el fin de terminar con el feudalismo, muy en la línea de lo que luego se intentará en los países conquistados cuando sea emperador.

Otra de sus medidas pasó por la elaboración de un inventario de los bienes de la Orden de Malta, tanto de tipo mobiliario como inmobiliario. Las joyas, objetos preciosos y monedas serían requisadas. Los objetos de planta fueron fundidos en barras y embarcadas rumbo a Francia, es decir, una inmensa fortuna. También se expropiaron tierras y rentas.

El interés de Napoleón por Malta no sólo era económico, sino estratégico por el control del Mediterráneo, con Corfú, en el enfrentamiento contra los ingleses. El problema era que la toma de Malta no fue una orden que viniera del Directorio, de París, sino por pura iniciativa de Napoleón, que tuvo que justificarla. Napoleón salió hacia Egipto el 18 de junio y dejó una guarnición de cuatro mil soldados.

Las medidas tomadas por los franceses generaron malestar en Malta, y en septiembre de ese mismo año estalló una revuelta, que fue aprovechada por los británicos para intervenir, conscientes del valor estratégico de la isla en el centro del Mediterráneo. Así pues, acudieron cuando se les pidió ayuda y plantearon un asedio que duró dos años, hasta 1800. Ese fue el momento en el que Malta pasó al control británico porque, además, Gran Bretaña no cumplió lo establecido en el Tratado de Amiens de 1802, por una de sus cláusulas debía devolver la isla, un motivo más para que dicho acuerdo no consolidara una paz duradera entre París y Londres, provocando que la guerra entre ambas potencias se reanudara muy pronto.

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