El socialismo español siempre abogó por el reconocimiento del derecho al sufragio femenino, a pesar de las medias verdades y tergiversaciones que desde su reconocimiento en la Constitución de 1931 se han dicho sobre esta cuestión. Sin lugar a dudas, el socialismo en España destiló cierto paternalismo en relación con la lucha política y sindical femenina al establecer la necesidad de fomentar la educación política de las mujeres al considerar que no tenían la formación suficiente en ambas cuestiones. En este sentido, se hizo muy frecuente la apelación a la responsabilidad de los cuadros y militantes, tanto del Partido como del Sindicato, en esa tarea educativa. Pero, insistimos, el PSOE siempre abogó por el derecho al sufragio sin posponerlo, considerando su reconocimiento como un reto para luchar porque ese voto no se inclinase hacia las derechas, un supuesto peligro siempre planteado en el ámbito de las distintas izquierdas, al considerar que la mujer española estaba fuertemente mediatizada por la Iglesia.