Jaurès y el ejército
Jean Jaurès ha pasado a la historia no sólo como uno de los máximos líderes históricos del socialismo francés, especialmente por su contribución a la unificación de las distintas tendencias socialistas en la SFIO, sino, sobre todo, por ser mártir de la causa de la paz, al ser asesinado por su defensa de la misma, en los prolegómenos del estallido de la Gran Guerra. Por eso constituyó un verdadero símbolo para el socialismo occidental, y concretamente así lo hemos podido constatar para el caso español, que siempre recordó al socialista francés cada año hasta la guerra civil.
Por eso nos parece interesante rescatar un texto del mismo sobre el ejército, sobre la relación entre los socialistas y los militares, que Vida Socialista en 1912, es decir, en plena época de la paz armada, publicó en castellano en España, dado el interés que despertó esta cuestión siempre entre el socialismo español, contrario al militarismo y a las distintas guerras en las que se vio envuelta España, las coloniales del 98 y la interminable y sangrante guerra de Marruecos. Las tesis de Jaurès interesaban a los socialistas españoles.
El socialismo trabajaba para establecer el fin de las guerras, la creación de un sistema de arbitraje, y conseguir el desarme concertado entre las potencias. Pero mientras llegaba el momento, aunque se intentaba apresurarlo para conseguirlo pronto, Jaurès era consciente de que podía haber agresiones de tiranías, en clara referencia a los “convulsivos sobresaltos de un káiser”, al que se le podía ocurrir como un moderno Bonaparte la idea de buscar en acciones exteriores una maniobra de diversión que le compensase de los obstáculos generados en el interior. Así pues, no se podía comprometer la independencia de Francia, calificada por el socialista de revolucionaria. Por lo tanto, mientras llegaba el desarme y la “paz socialista universal” había que transigir con la existencia de un ejército, pero con un carácter distinto, un ejército que no lo fuera de “casta”, de oligarquía, de privilegio, del golpe de Estado cesarista o capitalista, sino del pueblo, y que fuera capaz de defender su libertad e independencia.
Jaurès señalaba que los socialistas franceses estaban reconocidos a los oficiales que comenzaban a propagar en el ejército de la República “burguesa y autoritaria” un espíritu y un pensamiento nuevos. Al parecer, según explicaba, existían oficiales que habían expresado a los socialistas que su situación era difícil entre los reaccionarios que querían mantener el modelo de ejército de casta y los socialistas que querían suprimir todo ejército. Apelaban a estos últimos para que no los abandonasen. Jaurès les habría contestado afirmando que se equivocaban en relación con las ideas y propósitos socialistas. Bien era cierto que se pretendía suprimir el ejército francés, pero cuando se suprimiesen todos los ejércitos, y mientras tanto lo que se defendía era una transformación del mismo en un sentido popular para que dejase de ser un obstáculo al cambio.
Jaurès, bien conocedor de la Revolución francesa, recordaba como había habido determinadas Armas, como la Artillería, seguramente la más ilustrada, que además de contar con expertos militares también muchos eran revolucionarios antes de la propia Revolución. Esto había pasado por que el espíritu revolucionario, “el nuevo soplo”, había penetrado aún bajo el Antiguo Régimen, y al estallar la Revolución esas fuerzas armadas no tuvieron que hacer mas que un esfuerzo para estar de acuerdo con la propia Revolución. Y se habían producido dos consecuencias: que se negó el apoyo a la causa absolutista frente al pueblo revolucionario, y se consagraron a la defensa de la Revolución contra la coalición reaccionaria. Jaurès quería transmitir un mensaje de apoyo a los que podríamos considerar militares “progresistas”, para que se mantuvieran en el seno del ejército sin abandonarlo con el fin de ayudar a que penetrase en el mismo la conciencia del pueblo, por si llegaba el momento de intentar emplearlo contra el mismo.
Ver Vida Socialista, número 111 de 17 de marzo de 1912.