La Sociedad de Socorros Mutuos de Crevillente

Historia

En nuestro afán de conocer la acción social del movimiento obrero socialista publicamos hace unos días la noticia sobre el inicio de la Mutualidad Obrera de Crevillente, a principios de 1928, pero esta localidad ya contaba desde 1890 con una Sociedad de Socorros Mutuos, conocida con el nombre de El Centro Obrero, siendo una de las propietarias de la Casa del Pueblo. Pues bien, unos días después de la publicación en El Socialista de la noticia de la creación de la Mutualidad se incluyó otra en el mismo periódico sobre la realidad de la Sociedad de Socorros Mutuos. No sabemos la relación entre ambas organizaciones o si había algún tipo de rivalidad o enfrentamiento, sobre todo, porque las informaciones sobre ambas tuvieron cabida en el periódico socialista, lo que nos puede hacer suponer que no había, pero esto solamente es una conjetura. Por otro lado, en la noticia de la Mutualidad se decía que ofrecería más ventajas que las que proporcionaban las Sociedades Obreras; ¿se refería a la que aquí vamos a tratar? Tenemos que seguir investigando. En este nuevo artículo nos haremos cargo de la Sociedad.

 

Al parecer, El Centro Obrero, como decíamos, nació en 1890 gracias a un grupo de socialistas, coincidiendo con una visita realizada por Pablo Iglesias que ofreció una serie de consejos.

El fin principal de este organismo era agrupar a los obreros para ofrecer ayudas en las enfermedades, y cobijar otras Sociedades que se fueron creando con fines sociales. A la altura de 1928 se contaba con una Sección de Socorros a enfermos, otra Sección Caja de Ahorros y, por fin, un Montepío Funerario.

En la primera Sección los afiliados tenían derecho a un médico, medicamentos, una peseta con veinticinco céntimos mientras durase la enfermedad, y en caso de “inutilidad”, cincuenta céntimos diarios si el interesado llevaba diez años asociado. La cuota que se pagaba era de treinta céntimos semanales. Según se informaba en la noticia agrupaba al mayor número de asociados, siendo, al parecer, la que más tenía en la localidad.

La Sección de Caja de Ahorros invertía su capital en préstamos a sus asociados, con garantías, no excediéndose en ningún caso de 100 pesetas, las que iban reintegrando en décimas partes por trimestres. Los beneficios que se obtenían iban a parar a la Caja de Socorros. Por su parte, en la Caja de Ahorros se admitían imposiciones de particulares y de Sociedades, y en ella tenían sus fondos las Sociedades Obreras de Tejedores y de Hiladores.

El Montepío funerario estaba formado por dos mil asociados y asociadas, siendo éstas las madres, esposas e hijas de los asociados. Cada uno abonaba diez céntimos cuando ocurría alguna defunción. A las familias de los fallecidos se les entregaban dos cantidades en dos plazos: el primero era el día del fallecimiento, y el segundo, a los tres meses.

Hemos trabajado con el número 5915 de El Socialista. Conviene consultar el trabajo anterior de hace unos días en este medio de El Obrero.

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