José Lorente Laventana o por qué se hacen socialistas los médicos

Historia

En distintas ocasiones hemos estudiado las relaciones de los médicos con el socialismo español, tanto en cuanto al Partido Socialista como hacia la UGT, especialmente en los momentos iniciales de la Segunda República. Queremos seguir insistiendo en esta cuestión, y para ello viajamos a 1929, es decir, a una fecha cercana a la de nuestros anteriores estudios, y a Zaragoza para conocer las reflexiones de José Lorente Laventana, un joven médico de la Beneficencia municipal y de la Mutualidad obrera de la capital aragonesa, y que en enero de 1929 ingresó en la Agrupación Socialista de Zaragoza. En un especial que dedicó El Socialista al movimiento obrero aragonés publicó un artículo sobre el por qué los médicos se hacían socialistas.

 

A Lorente Laventana le habían sido inspiradoras las ideas que Marañón había escrito en un artículo de principios del año 1929 sobre que no podían existir ciudadanos apolíticos, y que todo hombre debía dedicar a la política una actividad secundaria a sus ocupaciones. La inclinación hacia un determinado sector de opinión era instintivo e inevitable, es decir, que cada uno tenía afinidad hacia una determinada agrupación política.

Lorente Laventana seguía teorizando sobre esta cuestión de la inclinación política. La preferencia hacia una posición u otra sería consecuencia de un conjunto de causas, y entre ellas estaría la educación familiar, la escolar, la profesional, el ambiente en el que uno se movía, etc. Para nuestro joven médico, los que se dedicaban a la medicina procedían de las clases humildes o de las medias, y habían estudiado en escuelas no religiosas, mientras que en otras profesiones sería más común haber recibido educación en instituciones de la Iglesia, algo que impedía, siempre según su opinión, que pudieran expresar con espontaneidad sus ideas o forma de pensar. Y por eso mismo, la educación recibida por los médicos les inclinaba hacia partidos de lucha y no por la estabilidad, “que es egoísmo conservador”.

El médico en su quehacer diario comprobaba mejor que nadie las injusticias de la sociedad. La enfermedad descubría los casos de mayor indigencia, y la “mayor pena profesional” se padecía al asistir a un niño en un ambiente hostil a su vida por donde vivía, su alimentación, etc. Por eso, los médicos debían aportar su compromiso y sus energías al progreso de aquella organización que tratase de evitar esas diferencias sociales, y que habían sido creadas por sus semejantes por individualismo.

Pero había más motivos para ser socialista, no sólo por la tendencia de los médicos a procurar el bien de los demás. En un régimen socialista, razonaba Lorente Laventana, el médico encontraría ventajas materiales porque, al valorarse el hombre por su trabajo, el más meritorio era el del médico por el sacrificio de su labor.

Explicaba que el médico rural estaba sometido en aquella España a mayores injusticias que muchos obreros manuales, con caciques en los pueblos que eran peores patronos. Se les despedía sin motivo, y al llegar a la vejez quedaban abandonados sin una pensión decorosa, y sus familias sufrían una situación precaria porque era imposible ahorrar con los sueldos que ganaban, en previsión de la vejez. La consecuencia era que los médicos rurales debían agruparse como los demás trabajadores, ingresando en la UGT, como único medio para lograr en un plazo más o menos breve el logro de sus aspiraciones.

Ya los médicos del medio urbano estaban ingresando en el socialismo, y para Lorente Laventana no dejaba de ser curioso que éstos se habían adelantado a los rurales, obviando el protagonismo que podían haber alcanzado en partidos conservadores.

Hemos trabajado con el número 6449 de El Socialista, del día 10 de octubre de 1929. Sobre la relación de los médicos con el socialismo se puede consultar la hemeroteca de El Obrero.

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