Luis Amat Poveda, alcalde de Petrel
Luis Amat Poveda fue un activo sindicalista de la UGT en Petrel, provincia de Alicante. También fue su alcalde. Sufrió persecución después de la Revolución de 1934.
Luis Amat Poveda fue un activo sindicalista de la UGT en Petrel, provincia de Alicante. También fue su alcalde. Sufrió persecución después de la Revolución de 1934.
Pedro Barragán Blanco nació en Marmolejo (Jaén) en 1881. Era jornalero de profesión y perteneció a la UGT en la Sociedad Obrera de Trabajadores de la Tierra “La Defensa de la Agricultura”. También estaba afiliado al PSOE en su Agrupación local. Por su participación en la Revolución de Octubre de 1934 estuvo en prisión en Jaén hasta el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936.
En la incipiente efervescencia política de los inicios de la Transición apareció en determinados sectores la nomenclatura de la socialdemocracia, seguramente en un ejercicio demagógico y de confusión. En este sentido, Enrique Múgica trató sobre el particular cuando se legalizaron los partidos en 1977, y que hemos estudiado en otro artículo en El Obrero. Pues bien, en esta línea hemos encontrado un precedente en el año anterior, en mayo de 1976, en las páginas de El Socialista.
En la segunda mitad de los años veinte se trató mucho sobre la racionalización de los sistemas de producción. El movimiento obrero abordó también la cuestión desde su perspectiva para sacar provecho en favor de los trabajadores de los cambios estructurales en la forma de producción, y España no fue una excepción, especialmente desde la UGT. En este contexto queremos acercarnos a la postura de Largo Caballero al respecto.
La represión que sufrió la cultura y la lengua catalanas con el triunfo del bando sublevado es un claro ejemplo de este tipo de represiones en la historia contemporánea.
La primera gran elaboración del absolutismo se debe a Bodin, que escribió los Seis Libros de la República, en el año 1576. El poder absoluto debía ser ejercido por el monarca sin que los súbditos pudieran ponerle límites. Bodin definía la soberanía, es decir, el poder de elaborar leyes, como indivisible e inalienable, y correspondía al rey. Además, este príncipe era el juez supremo. Estaríamos hablando de una unión de poderes en su figura. En todo caso, Bodin no consideraba el monarca como un tirano, ya que habría leyes divinas y naturales que limitaban su poder, además de que debía ejercerlo siguiendo determinados principios de equidad y de justicia.
Aunque la crisis del Antiguo Régimen hunde sus raíces, como en todos los países europeos, en causas internas, hemos situado el inicio del fin en la conocida como Guerra de las Naranjas, que enfrentó a Francia y España contra Portugal en el año 1801. Al comenzar el siglo XIX, Portugal intentó maniobrar entre su tradicional alianza con Inglaterra y el poder de Napoleón, optando por la neutralidad y siguiendo comerciando con ambas potencias.
Pedro I el Grande es uno de los personajes más importantes de la historia moderna rusa por el vasto programa de reformas que emprendió para modernizar Rusia, inspirándose en modelos occidentales. La educación fue una de sus preocupaciones y en este artículo pretendemos estudiar sus reformas en este sentido, así como sus limitaciones.
La legislación educativa generada hasta la Ley Moyano incluía la enseñanza agraria superior, aunque no cuajase ninguna institución, pero no por ello no vamos a dar cuenta de cómo se pensaba encajar en el organigrama educativo general esta disciplina científica y técnica y conocer los precedentes que se coronarían en la segunda mitad de la década de los cincuenta.
Entre los días 18 y 19 de enero de 1976 se celebró en Dinamarca una reunión importante para España de la Internacional Socialista porque allí se examinó la situación del país, ante la muerte de Franco. Allí trabajó una comisión especial presidida por Willy Brandt. Ante la misma habló Felipe González sobre la postura del PSOE ante el continuismo defendido por Arias Navarro, solicitando el apoyo de los partidos socialistas europeos, y especialmente los que se encontraban en gobiernos, para la lucha del pueblo español por la ruptura democrática. La Conferencia puso de manifiesto la identidad de criterios de los partidos socialistas, con independencia de la libertad que se reconocía a cada uno para adecuar su política a la realidad propia de cada país.
En los primeros años del franquismo se fue definiendo el sistema institucional del nuevo Estado. En este artículo no vamos a entrar en el debate sobre la naturaleza del franquismo, si fue un régimen autoritario o totalitario. Nos vamos a centrar en el aparato legislativo que se estableció.
En este artículo nos acercamos a Francisco Vidal i Barraquer, un personaje de la Iglesia Católica catalana de intenso protagonismo en la primera mitad del siglo XX, especialmente por no compartir las visiones apocalípticas del clero entregado a la causa franquista en la Guerra Civil.
Nicolás Redondo Urbieta fue elegido secretario general de la UGT en el XXX Congreso, que tuvo lugar en Madrid, en abril de 1976, el primero celebrado en España desde el año 1932. El lema de aquel histórico Congreso fue: “A la Unidad Sindical por la Libertad”.
Entre los días 18 y 19 de enero de 1976 se celebró en Dinamarca una reunión importante para España de la Internacional Socialista porque allí se examinó la situación del país, ante la muerte de Franco. Allí trabajó una comisión especial presidida por Willy Brandt. Ante la misma habló Felipe González sobre la postura del PSOE ante el continuismo defendido por Arias Navarro, solicitando el apoyo de los partidos socialistas europeos, y especialmente los que se encontraban en gobiernos, para la lucha del pueblo español por la ruptura democrática. La Conferencia puso de manifiesto la identidad de criterios de los partidos socialistas, con independencia de la libertad que se reconocía a cada uno para adecuar su política a la realidad propia de cada país.
Hace un tiempo publicamos un artículo sobre la relación entre la patronal y el clero en la localidad industrial catalana de Manresa en 1888 sobre el poder que el clero había impuesto allí al conseguir presionar a la patronal para que se despidiese a los obreros que no cumplieran sus supuestas obligaciones religiosas.
Los socialistas españoles denunciaron la política económica del gobierno declarada en los primeros meses de 1976, especialmente en relación con el salario mínimo aprobado.
En la primavera de 1976 se discutió mucho sobre reforma o ruptura sindical en los tímidos inicios de la Transición.
De todos son conocidas las imágenes de las quemas públicas de libros en la Alemania nazi. Pues bien, también en nuestro país se hizo una quema pública de libros el día 30 de abril de 1939 en la Universidad Central de Madrid por iniciativa de la Falange. Se trató de un acto denominado “auto de fe”, como si tratara de un auto de fe del Santo Oficio comparando el juicio a los condenados que luego serían quemados con una quema de libros escritos por los supuestos enemigos de España.
Los socialistas españoles, como ya hemos estudiado en distintos trabajos, explicaron, especialmente durante los primeros decenios de la existencia del Partido Socialista, que la explotación de los trabajadores era semejante, cuando no peor, en las Repúblicas, dentro de su estrategia para demostrar que la cuestión social no dependía de los regímenes políticos imperantes sino de las condiciones económicas. Una de las consecuencias de esta argumentación debe vincularse con la estrategia del PSOE para que los trabajadores abandonasen la causa republicana del momento por considerar que los partidos republicanos podían ser avanzados o progresistas, en nuestra terminología actual, pero que, al fin y al cabo, eran burgueses, es decir, que no defendían los intereses proletarios. La emancipación de los obreros solamente podía venir de la mano de partidos de clase.
El socialismo español durante gran parte de su historia fue contrario al juego por ser un instrumento inmoral de la burguesía al convertirse en destino de la riqueza generada por la clase trabajadora.
¿Históricamente han podido ingresar los ciegos en la Masonería? Una pregunta parecida (“¿Son admitidos los ciegos en la masonería?”) fue hecha en el denominado Consultorio Masónico de la revista Latomia en su primer número de 1932, la que, sin lugar a dudas, ha sido una publicación fundamental en la Historia masónica española por su calidad.
Laura Lafargue y Eleonor Marx-Aveling publicaron en Social-Demokrat una carta, firmada el 14 de abril de 1886 (en París y Londres), para responder a Bismarck por las acusaciones que el canciller de hierro había realizado sobre Marx. El público lector español pudo leer la carta gracias a El Socialista. Recordemos que Social-Demokrat era en ese momento, después de una vida anterior como periódico de la Asociación General de Trabajadores, órgano de prensa de los socialdemócratas alemanes.
En este breve apunte mostramos un ejemplo de cómo el movimiento obrero de signo socialista se ponía en marcha en el pasado en solidaridad con los trabajadores que no podían trabajar por un lockout.
En el artículo de Rosa Añover, “La censura cinematográfica en el primer franquismo” (Historia 16, nº 213, 1994, págs. 12-18) se nos explican una serie de cuestiones relacionadas con los criterios de la censura franquista, aspecto fundamental para saber en qué se basaban los censores para hacer su trabajo. Queremos sacar algunas ideas de su lectura para compartirlas con los lectores de El Obrero.
El 31 de marzo de 1886 el diario liberal El Imparcial publicó un artículo titulado “El problema socialista”, que suscitó una reacción unos días después del recientemente aparecido El Socialista. En esta pieza recuperamos dicha polémica porque nos ofrece información harto sugerente sobre las distintas concepciones del auge del movimiento obrero a partir de la segunda mitad de la década de los años ochenta del siglo XIX.