Cuando las autoridades se culpaban entre ellas por la carestía de las patatas en 1919

Historia

En nuestros trabajos de investigación sobre la situación de las clases populares españoles en la posguerra mundial hemos tratado, especialmente, las movilizaciones espontáneas o vinculadas al movimiento obrero contra la carestía y el paro. Pero no habíamos encontrado un caso como el que, brevemente, tratamos en este apunte: la culpabilización entre autoridades por la carestía. Pues bien, así pasó en Madrid en abril de 1919, como denunciaron los socialistas.

 

La carestía de las patatas era un problema, indudablemente grave, porque suponía un alimento básico de las familias españolas. Conocida ya es la historia de cómo un alimento no considerado como tal terminaría ya en el siglo XIX por ser uno de los puntales de la alimentación, especialmente, de los que más problemas tenían para sobrevivir. Pues bien, antes de la Gran Guerra, los consumidores madrileños pagaban el kilo de estos tubérculos a quince céntimos, pero en 1919 el precio era de cincuenta y cinco céntimos el kilo, es decir, el aumento era más que considerable. La patata se había convertido casi en un manjar exquisito, solamente accesible en las mesas de las clases privilegiados.

Los socialistas se quejaban de que mientras por un lado se quería contener el bolchevismo se fomentaba el hambre, que era para ellos el agente o factor más activo del malestar que provocaba revoluciones.

Pero los socialistas, además, querían mostrar al público cómo las autoridades se culpaban unas a otras sobre la carestía, y para ello dieron publicidad a unas declaraciones del gobernador de Madrid en las que reconocía que el problema del abastecimiento de patatas en la capital se estaba agravando. Y echaban la culpa a los gobernadores de las provincias que ponían todo tipo de trabas al aprovisionamiento del mercado madrileño. No sólo no llegaban patatas para el consumo, sino tampoco las destinadas para la siembra. En toda la provincia de Madrid, afirmaba la autoridad provincial, estaban preparados los terrenos para sembrar, y si no se arreglaba rápidamente este asunto podría sobrevenir una muy difícil situación.

Al parecer, una de las autoridades provinciales más reacias a colaborar, es decir, a permitir que salieran patatas de su provincia, era el gobernador de Logroño. Así pues, mientras las autoridades se inculpaban una a otras de la carestía, opinaban los socialistas, el pueblo pasaba hambre, situación agravada por la censura.

Hemos trabajado con el número 3535 de El Socialista, del día 14 de abril de 1919.

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