Rafael Heras y el ideal cooperativo en 1929

Historia

Rafael Heras Novajas (1899-1978), entre la muchas actividades sindicales y políticas que desarrolló, puede ser considerado uno de los principales personajes históricos socialistas dedicados al cooperativismo. Fue fundador y secretario de la Cooperativa de Consumo “El Arco Iris” de Madrid hasta el mismo fin de la Guerra Civil. También participó en la Unión de Cooperativas para la elaboración del Vino de Villarrobledo-Albacete. Estuvo en la dirección de la Federación de Cooperativas del Centro en la República y la Guerra Civil, además de pertenecer al Comité Ejecutivo de la Federación Nacional de Cooperativas, y ser redactor de El Cooperador.

 

Cuando Largo Caballero fue ministro de Trabajo, Heras sería encargado de la Sección de Cooperativas del Ministerio. En el exilio francés (Burdeos) no dejó de trabajar intensamente por el cooperativismo tanto entre los españoles como entre los franceses. Vamos a acercarnos un poco a su magisterio cooperativista a través de un artículo que publicó en diciembre de 1929 sobre el ideal cooperativo. Para Heras el cooperativismo tenía un evidente ideal de transformación social porque aspiraba a sustituir la estructura económica capitalista, que calificaba de sumamente injusta. La cooperación vendría ser un método en el que paso a paso se iba realizando ese objetivo transformador. Había que seguir tres etapas:

1ª Organizar a los consumidores en sociedades cooperativas.

2ª Federar las cooperativas, creando almacenes al por mayor y acometiendo obras de producción.

3ª Comprar tierras para explotarlas en beneficio de la comunidad de consumidores. La realización de este programa o táctica era posible si se sabía hacer uso del “poder de compra” que se poseía.

Cada compra que se realizaba en el comercio privado favorecía el sostenimiento del capitalismo. Por el contrario, cada adquisición en una cooperativa suponía una brecha que se abría en esa sociedad capitalista. En este sentido, citaba al belga Anseele, que cuando comenzaba su propaganda cooperativista, había afirmado que el mejor bombardeo obrero sobre la fortaleza del capitalismo era comprar panes en la cooperativa. También sacaba a colación el magisterio de Jaurès cuando defendió que la cooperación era el mejor laboratorio de experiencias sociales.

Heras era muy optimista porque afirmaba que el objetivo de la cooperación se estaba cumpliendo sin grandes fracasos, y todo ello gracias a las ventajas inmediatas que las cooperativas ofrecían y proporcionaban a los consumidores.

En este sentido, Heras era pragmático, y no se engañaba porque afirmaba que el aumento de consumidores de las cooperativas se debía a esto no a las ideas, es decir, afluían por las ventajas que obtenían. Así pues, no se podía separar en el cooperativismo el idealismo del egoísmo.

En todo caso, la cooperación era “verdaderamente idealista”, porque, por un lado, colaboraba en la realización del ideal de los egoístas, pero, por otro, asentaba su idealismo sobre sólidos cimientos para la construcción de la estructura económica de la sociedad futura.

Podemos consultar el número 6495 de El Socialista, de 3 de diciembre de 1929, así como el Diccionario Biográfico del Socialismo Español.

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