Ser socialista para el socialismo argentino en 1930
Hace unos días publicamos un artículo en este mismo medio de El Obrero sobre las reflexiones de Negrín en una charla en 1929 sobre porque era socialista y había decidido ingresar en el PSOE. Pues bien, de la misma época contamos con la reflexión que La Vanguardia, periódico socialista de Buenos Aires, publicó en un número del mes de enero de 1930, y que tuvo eco a primeros de marzo en El Socialista español. Seguimos, por lo tanto, ahondando en esta materia que nos puede ayudar a entender aspectos relacionados sobre lo que en aquella época se entendía por la esencia socialista por parte de sus protagonistas.
La Vanguardia se fundó, entre otros, por Juan B. Justo, el padre del socialismo argentino, en el año 1894 como “periódico socialista científico defensor de la clase trabajadora”, pasando en 1896 a sr órgano oficial del Partido Socialista. Sigue existiendo en la actualidad.
El periódico argentino publicó una columna porque consideraba que era un momento necesario para definir que era ser socialista, habida cuenta de que el país vivía momentos de “gran confusión política y de polarización”. Parecía necesario recordar a los trabajadores, y especialmente a los más jóvenes, que no había que impacientarse ni desesperar ante la realidad de la política criolla. Pero el texto trascendía la coyuntura política argentina del momento para explicar en qué consistía ser socialista.
La primera idea tenía que ver con la organización y el trabajo como ejercicio de disciplina. El socialismo siempre tuvo a la organización como un valor fundamental. El trabajo debía ser perseverante, guiado por la “justicia, la inteligencia y la solidaridad”. El socialismo era una fuerza de trabajo lento, pero enérgica que iba transformando la sociedad poco a poco, día a día. Era una obra férrea frente a la volatibilidad de la política cotidiana. Ser socialista no significaba obtener un carnet de afiliado en vísperas de una elección o al día siguiente de la misma.
Ser socialista significaba un esfuerzo de estudio de cerca y profundamente de las condiciones de los trabajadores, pero también para discernir el sentido y la dirección de los acontecimientos económicos del pasado y del presente para darse cuenta exacta de la potencia real del capitalismo que dominaba el mundo. Por fin, exigía un trabajo para percibir la solución socialista como la única posible entre tanta injusticia. En una palabra, se estaba hablando, de nuevo, de la importancia del análisis y del trabajo, pero también de la convicción de que el problema era el capitalismo y de la necesidad de combatirlo. Por todo eso, no podían ser socialistas los que se movían por éxitos superficiales y efímeros, ni los que asociaban el socialismo a ambiciones para figurar o enriquecerse, ni tampoco los que solamente contemplaban la acción política solamente en su aspecto electoral, olvidando el carácter global del movimiento socialista.
El artículo de La Vanguardia se publicó en El Socialista en el número de 2 de marzo de 1930.