José Rizal
José Rizal está considerado el padre de la independencia filipina. Rizal nació en la provincia de Laguna en 1861. Sus inquietudes por aprender le hicieron marchar a Manila para estudiar con los jesuitas. Fue un niño casi prodigio, ya que hablaba media docena de dialectos filipinos además del castellano y ya escribía en prosa y en verso.
Rizal aprovechó el tiempo en la capital, y como ya no podía aprender más en Filipinas decidió marchar a España en 1882 para estudiar Medicina y Letras. Sus esfuerzos se vieron coronados por el éxito porque se licenció en la primera carrera y se doctoró en la segunda. Una de sus pasiones fue la oftalmología, llegando a ejercer posteriormente en Francia y Alemania. En España comenzó a trabajar para que Filipinas tuviera mayores libertades y se emprendiesen reformas desde las hojas del periódico La Solidaridad, órgano de la colonia filipina en la metrópoli. Esta publicación fue muy importante para la causa autonomista de Filipinas. Su ideario se basaba en la conversión de la colonia en provincia, con su correspondiente representación en las Cortes Generales, la sustitución progresiva de los párrocos españoles por naturales filipinos, que se reconociesen los derechos de liberta de imprenta (expresión) y la igualdad en el archipiélago, especialmente entre la población autóctona y la española. En 1884, Rizal pronunció un discurso que condensaba su pensamiento político. Nuestro protagonista escribió dos novelas donde su ideario nacionalista salió a la luz: Noli me tangere y El Filibusterismo. Rizal perteneció a la Masonería.
Pero Rizal era incansable y los horizontes peninsulares se le quedaron pequeños. Se decidió a viajar por diversos países de Europa, Estados Unidos y hasta llegó a Hong-Kong.
En el año 1892 decidió terminar su periplo de aprendizaje y regresó a Filipinas para dedicarse a la causa que le costó la vida y por la que ha pasado a la Historia. Al principio se dedicó a reclutar personas para fomentar la autonomía filipina sin pretender la ruptura. Pero las autoridades españolas no estaban interesadas en conceder dicha autonomía y actuaron con una gran ceguera, sin ánimo de negociar o buscar algún compromiso. Rizal fue procesado por subversión por la fundación de la Liga Filipina, un movimiento cívico y porque, además, había concitado la inquina de los sectores más reaccionarios de la Iglesia por su anticlericalismo. Debemos recordar que en Filipinas las órdenes religiosas fueron las protagonistas de la colonización y conservaban un inmenso poder. Después de la cárcel fue desterrado a Mindanao durante cuatro años. Allí fundó una escuela y un hospital. Esta pena radicalizó los planteamientos de Rizal y se decidió por una clara ruptura con la metrópoli, participando en la elaboración de documentos, panfletos y manifiestos por la independencia y contra España. De nuevo, fue detenido y enviado a España. Consiguió una plaza para ser médico de campaña en Cuba. Pero la justicia militar de Filipinas reclamó su presencia porque estaba acusado de sedición y conspiración, de haber instigado la revuelta separatista filipina. Rizal fue arrestado en el barco que le llevaba a España y regresó a Filipinas. Allí se encontró con un claro cambio de política colonial. El general Polavieja estaba decidido a reprimir con dureza cualquier intento independentista y terminar con la política conciliadora de su predecesor. Se puso en marcha la represión con muchos fusilamientos. No era el mejor momento para estar en Filipinas y tener las ideas de Rizal.
En el juicio no se demostró su participación en ninguna conspiración, pero eso no le salvó la vida, ya que sí se le declaró culpable de sedición. Fue fusilado el día 30 de diciembre de 1896. Desde ese momento, Rizal se convirtió en el mártir de la Independencia, en la figura que movilizó a los filipinos para liberarse de España. No cabe duda de que la decisión de las autoridades no sólo fue injusta sino también torpe.