La denuncia de los republicanos por la desorganización de la Administración en 1884
La República, órgano del Partido Republicano Federal desde febrero de 1884, puesto en marcha por Enrique Pérez de Guzmán, uno de los aristócratas españoles más comprometidos con la causa republicana, y bajo la inspiración de Pi y Margall, hasta que desapareció en el otoño de 1891 por las desavenencias entre el dueño y el destacado político sobre la cuestión de la coalición periodística republicana, denunció en su número del 15 de febrero de 1884 la situación que se vivía en la Administración central del Estado en el Ministerio de Fomento. Debemos recordar, como también se hizo en la denuncia, que se trataba de un Ministerio con multitud de funciones que, muy posteriormente daría paso a varios otros departamentos ministeriales. Desde el 18 de enero de ese año volvían a gobernar los conservadores con Cánovas.
El periódico informaba que la plantilla del Ministerio de Fomento se había reorganizado tres veces en el espacio de un trimestre, y sin conseguir normalizar la marcha del departamento ministerial.
El personal de plantilla era en este Ministerio, siempre según el diario, muy reducido y no bastaba para atender a las necesidades del servicio de un departamento con tantas competencias, como hemos expresado. Con esa limitada base era imposible asentar nada conveniente ni estable. Esa sería una razón que, ayudada por los compromisos políticos y personales de cada ministro que llegaba, servía para justificar cuantas reformas se planteaban, pero sin una repercusión provechosa con el fin de que se prestase un buen servicio.
Las necesidades eran cubiertas por lo que en aquella época se denominaban “temporeros”, y que vendrían a ser en nuestro lenguaje actual, interinos, que se contrataban en cada negociado y, dada la falta de personal plenamente funcionarial, podían llegar a desempeñar puestos de responsabilidad. Al parecer, estos empleados cobraban sus haberes con cargo a diversos capítulos del presupuesto, creando confusión, y perjuicios al personal porque podía darse el caso de retrasos en el pago de sus salarios.
Para los republicanos el problema de la Administración pública tenía que ver en el “principio defectuoso de organización”, y que había que abordar si no se quería que fuera “el botín de los vencedores”. En este sentido, debemos recordar lo que nos explica Ángel Ramón del Valle Calzada sobre la administración central del siglo XIX, al afirmar que se carecía de un modelo administrativo estable, porque cada cambio de régimen, de gobierno o, simplemente, de ministro significaba una nueva organización de los servicios. La Administración sería una “casa en continua mudanza al son de los sucesivos y breves vaivenes políticos”.
Como fuente hemos empleado el mencionado número del 15 de febrero de 1884 de La República. Diario Federal.
Podemos consultar, sin ánimo exhaustivo:
Rafael Jiménez Asensio, “La Administración Pública en los orígenes del Estado Constitucional”, en Revista Española de Derecho Constitucional, año 18, núm. 52 (enero-abril de 1998) (en la red).
María José Trillo-Figueroa Molinuevo, “Sobre la formación de la Administración Española Contemporánea”, en la Revista de las Cortes Generales (en la red).
Ángel Ramón del Valle Calzado, “Estado y Administración Central en la España contemporánea”, Universidad de Castilla-La Mancha (en la red).