Incumplimientos de leyes sociales y contestación obrera: una reflexión historiográfica
Cuando estudiamos las conquistas sociales en la Historia, como el reconocimiento sindical, el derecho a la negociación colectiva, el descanso dominical, la jornada laboral de ocho horas, el retiro obrero, etc,, por citar algunas de las principales, dedicamos un gran esfuerzo a analizar los procesos, las luchas, sinsabores, retrocesos y éxitos para llegar a estas conquistas. Parece como una historia casi épica, y que culmina con la conquista en sí.
Es evidente que esta historia es muy necesaria, y que debe renovarse en cada generación, como en todas las cuestiones relativas a la Historia. Siempre hay formas nuevas de ver los procesos, matices que enriquecen nuestro conocimiento, y hasta descubrimientos de aspectos que pasaron desapercibidos en su momento, o que, no se sabían por desconocimiento de fuentes que luego pueden aparecer.
Pero esto no basta, ni mucho menos porque cuando pasamos al día siguiente de la decisión, la ley, el decreto o el reglamento que reconoce un derecho de tipo social, lo garantiza y desarrolla descubrimos que, en realidad, estamos ante un nuevo capítulo del mismo. Nos referimos, precisamente, al desarrollo de ese derecho, de esa disposición, de su cumplimiento y, sobre todo, de sus incumplimientos. Así pues, es el momento de hacer una historia que parece menos épica que la anterior, pero que es fundamental. No podemos quedarnos en estudiar y presentar una conquista social y pensar que, desde ese momento, si no hay una derogación posterior, ya se da por hecha. Los incumplimientos de las leyes sociales fueron muy elevados en muchos lugares, y España no sólo no es una excepción histórica, sino casi la regla.
Estas reflexiones son productos de nuestras investigaciones, especialmente, del período histórico al que dedicamos más atención, que no es otro que el que transcurre desde el final de la Gran Guerra hasta la llegada de la Segunda República, es decir, los años veinte. En ese momento o previamente al mismo, se legisló sobre muchas de las conquistas sociales que hemos referido en el inicio del artículo, y vemos, constantemente en el Instituto de Reformas Sociales, en los posteriores Comités Paritarios y, sobre todo, en las huelgas que en muchos sectores productivos y de servicios no se cumplía la jornada de ocho horas, o que el retiro obrero no llegaba a muchos trabajadores por la combinación del desinterés de patronos y la desidia de los propios obreros no informados o manipulados, por poner dos ejemplos de los que hemos trabajado en casos concretos.
Así pues, a la historia de las conquistas le debe seguir la de los ataques a las mismas, de los incumplimientos y de la lucha del movimiento obrero para que se respetasen las leyes sociales. Es una historia menos épica, hasta menos revolucionaria, si se quiere, pero, fundamental, porque, nos acerca más a la realidad en esta materia, y nos permite, por lo demás, entender algunos aspectos de la historia del siglo XX español hasta la Guerra Civil en relación con la situación real de los trabajadores y trabajadoras, sobre el papel de las organizaciones obreras y del empresariado. Seguramente, este estudio de los incumplimientos de las leyes sociales puede ayudar a comprender la evolución social y hasta política de los años treinta.