Bruno Alonso contra el trabajo a destajo y las horas extraordinarias (1928)
Bruno Alonso (1887-1977) fue un fundamental socialista cántabro de larga vida y compromiso, que desarrolló una intensa preocupación por la difusión de las ideas socialistas entre los trabajadores, a pesar de que no fue un intelectual, pero adquirió una clara conciencia de clase por su propia experiencia personal como trabajador. Siempre dedicó mucho tiempo a esa labor difusora con sus mítines y escritos sencillos. Además, fue fundador de las Juventudes Socialistas de Cantabria, miembro de la UGT, y diputado socialista por su tierra en las tres legislaturas republicanas. En la guerra sería comisario de la Flota Republicana.
Alonso publicó una columna en junio de 1928 en El Socialista donde arremetió contra el trabajo a destajo y las horas extraordinarias.
Para nuestro sindicalista las Sociedades Obreras no dedicaban el tiempo suficiente a estas dos cuestiones tan importantes. La patronal española, y especialmente la metalúrgica, que bien conocía (en ese momento era secretario general del Sindicato Metalúrgico Montañés), estaba demostrando cada día su incapacidad para organizar racionalmente la producción, contribuyendo a esa situación el Estado, pero también la desidia de los obreros.
Alonso recordaba que llevaba mucho tiempo afirmando la inmoralidad del procedimiento del trabajo a destajo, además de ir contra los principios socialistas, la salud, pero también a los propios intereses de la industria, y, por fin, porque el obrero forzado a realizar un mayor trabajo para conseguir un poco más de dinero impedía la labor reivindicativa.
Las horas extraordinarias trabajadas también entorpecían las reivindicaciones, especialmente las relacionadas con la conquista de la jornada laboral de las ocho horas.
Y a pesar de todo esto, había muchos centros de trabajo donde se practicaba el destajo y se hacían horas extraordinarias; casi era normal. Contra este estado de cosas había que luchar de forma vigorosa porque el silencio era cómplice de la pérdida de mejoras conquistadas, y de la pérdida de la dignidad trabajadora.
Alonso recordaba que en esos tiempos, y como nosotros hemos demostrado en varios trabajos, se estaba hablando de nuevos métodos para racionalizar el trabajo de una forma científica. Pero viendo los antecedentes de los empresarios españoles, y especialmente de los metalúrgicos, no parecía descabellado afirmar que los cambios se terminaran aplicando en perjuicio de los obreros.
Alonso no era contrario a los cambios porque sabía de los problemas de competencia de la industria metalúrgica española, pero quería que los mismos, y como no podía ser de otra manera, dado su compromiso sindical, no fueran en detrimento de la clase trabajadora. Las innovaciones debían ir en el sentido de no sólo no aumentar la jornada laboral sino de aminorarla porque, precisamente, las nuevas tecnologías y formas científicas de organizar la producción posibilitaban este objetivo.
Terminamos el artículo recordando la reedición de sus memorias: Alonso, Bruno. El proletariado militante (memorias de un provinciano). Edición y notas de J. R. Saiz Viadero; evocación de Eulalio Ferrer Rodríguez. Camargo, Fundación Bruno Alonso, 2008. Podemos acudir al Diccionario Biográfico del Socialismo Español.
En El Obrero tenemos un artículo de Bruno Alonso en su época de diputado, y nuestra fuente ha sido el número 6043 de El Socialista.
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