El papel educativo del cine y la Sociedad de Naciones
En 1924, el Gobierno francés ofreció a la Sociedad de Naciones la creación en París de un Instituto Internacional de cooperación intelectual, y en este proyecto se incluía la necesidad de que dicho Instituto dedicará especial atención al cine como uno de los más poderosos medios de acción sobre las multitudes, debiendo ser considerado como un instrumento de cultura, como un periódico o un libro. Este ofrecimiento se enmarca en el contexto de la época de entreguerras cuando tanto la radio como el cine, como nuevos medios de comunicación, se convirtieron en instrumentos tanto de cultura como de propaganda política. Y les curioso porque en la noticia que hemos consultado en El Socialista, se afirmaba que a todos debía preocupar mucho el cine en cuanto se consideraba el gran bien o el “inmenso mal” que puede proporcionar a la Humanidad.
La Comisión de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones examinó esta cuestión del cine. Ya en ese momento se empezaba a considerar que la proyección animada tenía una gran eficacia educativa. La proyección en una sala oscura atraía toda la atención del alumno, y le sugestionaba.
En consecuencia, la Comisión declaró que la proyección fija o animada era uno de los mejores medios de los que se disponían para conocer lo real, para aprender pronto y profundamente, pero también exponía que dicho procedimiento estaba por generalizar, y que era raro e imperfecto.
En todo caso, no parecía lejano, se afirmaba, el día en que en cada clase o en cada escuela hubiera una máquina de proyectar, que podría permitir reducir las horas de enseñanza, y mejorar el aprendizaje.
En cuanto a las proyecciones de carácter científico la Comisión era también muy favorable a su uso porque parecía un medio muy eficaz para fijar los adelantos de la técnica y facilitar su difusión. La Comisión ponía el ejemplo de la Medicina, de cómo los estudiantes podían observar de forma cómoda una operación en una proyección de cine, mucho más que al natural donde se presentaban algunas dificultades, además de que podía repetir su visionado cuantas veces quisieran. Al parecer, se aprobó la publicación de un catálogo que debía reunir todas las películas científicas existentes en el mundo con el fin de crear una colección científica mundial.
La tercera cuestión que trató la Comisión era el de las relaciones entre el cine y la “educación intelectual y moral” del público, considerando que el mismo podía ser como había sido el teatro griego en su momento para el pueblo.
Hemos trabajado con el número 4845 de El Socialista, del día 18 de agosto de 1924.
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