En la primavera de 1923 nació en Barcelona el grupo fascista conocido como La Traza como una especie de fuerza de choque contra el movimiento obrero, y vinculado a ciertos sectores militares, como un paso más allá del Sindicato Libre y el Somatén. Se ofreció a Primo de Rivera, a la sazón capitán General de Cataluña, en un Manifiesto que publicó en el mes de julio de ese año, como una fuerza paramilitar en apoyo de una dictadura. La Traza participó en el recibimiento al rey Alfonso XIII y a Miguel Primo de Rivera cuando regresaron del viaje a la Italia fascista el 1 de diciembre de ese año, ya establecida la Dictadura desde el golpe de septiembre. En todo caso, muchos integrantes de La Traza terminarían por ingresar en la Unión Patriótica cuando el dictador optó por una solución menos fascista, y más próxima al Somatén y con la nueva formación política que creó. Algunos, en cambio, se negaron a participar en esta estrategia y crearon otros grupos.