Reflexiones sobre federalismo a propósito de Miquel Iceta en el Ateneo de Madrid

Política

La intervención de Miquel Iceta en el Ateneo de Madrid el pasado día 12 de septiembre se vertebró en dos partes. En una primera trató sobre el federalismo, y en una segunda parte realizó un análisis de la realidad catalana y de lo que iba a hacer el PSC, con una reflexión final acerca de la cuestión de la formación de gobierno en España, a raíz de una de las preguntas de los asistentes. Los medios se han centrado en la segunda y esa última parte de su charla, pero, por nuestra parte, queremos realizar algunas reflexiones sobre la primera cuestión, la relacionada con el federalismo.

 

Iceta planteó un conjunto de ideas que consideramos muy estimulantes sobre la apuesta federal para España. En primer lugar, se trataría de una solución que respetaría la diversidad, reforzando la unión de sus distintas partes. Podría ser una respuesta a la complejidad, y la realidad española es, no podemos negarlo, diversa y compleja, como se puede advertir, en referencia del propio conferenciante, en el escudo de España. El federalismo es considerado en el mundo como una alternativa que une, no que separa. El político socialista catalán afirmó que éramos el único país donde existía un concepto muy negativo del federalismo, como si su adopción supusiera un paso hacia la destrucción de España, una cuestión que debería mover, en nuestra opinión, a reflexionar tanto a los fundamentalistas de la unidad, que no unión, defendida por el nacionalismo españolista, como por parte del independentismo unilateral catalán. Y esa consideración no podía basarse en la fallida experiencia de la Primera República. Había algo más, un asunto estimulante para investigar y conocer, aunque Iceta diera pistas sobre la tradicional obsesión de la derecha española por todo lo que no tuviera que ver con un concepto de unidad sin fisuras, además de las críticas que plantearía después hacia lo realizado ilegalmente en los últimos años por parte del independentismo. Interesante fue también cómo diferenció entre lo que debía ser unión, asumida por todas las partes, y la unidad, un concepto más vinculado con la imposición.

El federalismo, además, se basaría en los principios de libertad y fraternidad, un aspecto, éste último, a rescatar en el presente, asociado a la solidaridad. Por otro lado, no podemos olvidar que vivimos en un mundo cada día más interdependiente, y de soberanías compartidas. Cada vez se hace más necesario crear ámbitos de decisión compartidos. Iceta se detuvo en el concepto de soberanía, que ya no puede seguir siendo el mismo que hace cincuenta o cien años. Compartir soberanía no significaba nada más y nada menos que negociar, llegar a acuerdos en beneficio de todos.

El federalismo podría ser una solución para evitar el choque de identidades, algo que se ha agudizado en los últimos tiempos, porque podría convertirse en un cauce democrático que podría apaciguar los conflictos derivados, por ejemplo, de los símbolos.

El federalismo sería, por fin, un marco fundamental para el diálogo y la negociación desde la voluntad de querer vivir mejor juntos que separados.

Esta parte de su charla terminó aludiendo a la figura del segoviano Anselmo Carretero, uno de los socialistas que más han escrito sobre la formación histórica de España y del problema nacionalista de nuestro país, además de recordar que Felipe González había defendido la necesidad de federalizar la Constitución.

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