La cooperativa de Rochdale por Garrido Tortosa

Historia

En La Ilustración Republicana Federal, el destacado republicano Fernando Garrido Tortosa publicó un extenso artículo sobre las sociedades cooperativas y sus progresos, que tiene su importancia como material histórico.

 

Para Garrido Tortosa las asociaciones cooperativas tenían su origen en el sistema cooperativo de Robert Owen, cuyo sentido había sido el de cooperar todos para un mismo fin. Discípulos de su escuela habían sido los fundadores de las primeras sociedades cooperativas en Inglaterra. El propio Owen había establecido en Londres en 1830 un Banco de Crédito Popular, influido, a su vez por el Comptoir Comunal de Fourier.

Aunque el principio cooperativo podía aplicarse a muchos propósitos humanos, las clases trabajadoras, imbuidas de las ideas de los socialistas, se habían inspirado en el principio, principalmente, para la creación de sociedades cooperativas de consumo y de producción. En Inglaterra proliferaron de forma evidente, ya que nuestro autor hablaba, cuando publicaba este artículo en el verano de 1871, de que podía haber más de mil, aglutinando a millones de socios, y con un gran valor económico detrás.

Pues bien, en este artículo nos centraremos en el análisis que hizo de la Sociedad Cooperativa de Consumo de Rochdale (Rochdale Equitable Pioneers Society), una de las más antiguas e importante por su influencia posterior, ya que desarrollaron los conocidos como Principios de Rochdale, que reunían las bases de los que debía ser una cooperativa, entre los que se encontraban la libre adhesión y retiro de los miembros, el funcionamiento y control democrático de la cooperativa, la participación económica de los socios, su autonomía e independencia, la importancia de la educación y capacitación cooperativas, la cooperación entre cooperativas y el interés por la comunidad.

Garrido Tortosa explicaba que la Cooperativa había sido fundada por veintiocho trabajadores con un capital de 2.888 reales (nuestro autor convertía las cifras a moneda española), con cuotas de 100 reales totales por asociado, y reunidos de forma semanal (2 reales). En 1868 ya contaba con 6.731 asociados con un capital de 12.380.000 reales. Al parecer, hacia 1870 se habían hecho negocios por un valor de 29.000.000 de reales, y con un beneficio de 3.745.000 reales. En los primeros veinticuatro años se habían realizado negocios por valor de 254 millones y con beneficios en torno a los 30 millones.

Pero para Garrido el volumen de negocios no era lo único que había que destacar de esta Cooperativa tan importante. Había que aludir a que había reunido una biblioteca de cerca de 10.000 volúmenes, y contaba con doce edificios de su propiedad para uso de la sociedad. Disponía de un almacén de comestibles al por mayor, doce de al por menor, doce carnicerías, seis tiendas de género y ropas, tres zapaterías, una sastrería, una tienda de zuecos, un almacén de carbón y once gabinetes de lectura. Y todo había empezado en 1844 con un almacén en el “callejón del sapo”, es decir, Toad Lane, 31, y donde hoy sabemos que hay un museo.

Garrido Tortosa calificaba a los pioneros de Rochdale de socialistas, y explicaba cómo habían creado un molino harinero de vapor en 1851. El trabajo en este molino había prosperado de tal manera que permitió unos años después poner en marcha una fábrica de tejidos de algodón, multiplicándose su valor al poco tiempo, aunque no hubiese generado los beneficios deseados, pero eso había sido por la crisis algodonera provocada por la guerra civil en Estados Unidos.

Sobre Fernando Garrido Tortosa hemos publicado algunos trabajos en El Obrero. Interesa acercarse a la obra clásica de Jorge Maluquer de Montes, La Federación y el Socialismo (1970). Por su parte, como fuente hemos empleado los números 4 y 5 de La Ilustración Republicana Federal.

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