Los trabajadores del libro, autores y periodistas frente al paro en 1921
El Comité de la Federación Gráfica Española, sus Secciones de Madrid y el Sindicato de profesiones liberales (autores, traductores y periodistas) analizaron a finales de febrero de 1921 la situación de las Artes Gráficas en España, en plena crisis del sector. Este artículo trata de la noticia oficiosa que la Federación publicó sobre dicha situación y sobre lo que se iba a emprender. Tenemos que destacar que entre los firmantes de dicha nota estaba Manuel Azaña por el Sindicato de profesiones liberales (Sección de autores y traductores), además de José Cernades por la Federación Gráfica, el Comité Central y el Arte de Imprimir, Sebastián Dueñas por la Asociación de obreros impresores y Luis Masip por los periodistas y empleados de prensa.
El objetivo de la reunión y de la nota publicada era hacer pública la opinión de estas organizaciones y que los trabajadores del libro y del periódico pudieran encauzar sus actuaciones de forma eficaz.
Las organizaciones observaban que el gobierno permanecía indiferente ante las iniciativas que se le habían propuesto, señalando, además, el peligro de que mientras se desoían las demandas obreras, se volviese al Arancel, que consideraban gravoso, tanto como obreros como consumidores, declarando que se sentían desligados de todo acuerdo que tuviera como fin la protección del monopolio. El silencio de la patronal del libro indicaba, en su opinión, que se pretendía salvar el interés de la misma frente al de los trabajadores, cuyas conquistas recientes se trataba de anular. Por eso se protestaba de forma enérgica. La mano de obra no habría influido en la carestía del libro y del periódico, que era fruto del encarecimiento del papel y de otras materias, dándose el caso de que ningún aumento de salario había precedido a la escasez de trabajo, considerándose que había sido un pretexto empresarial para subir los precios más que los salarios. También se rechazaba la idea de pretender aumentar la jornada de ocho horas, conseguida en 1919 mediante el esfuerzo sindical, un propósito que se consideraba absurdo cuando el trabajo escaseaba.
La crisis que se observaba en Madrid y ya en las provincias, incluso donde se pagaban salarios bajísimos, estaba impulsada por la patronal, en su opinión, por lo que había que estar atentos para descubrir y atacar este proceder. Los trabajadores del libro y el periódico desconfiaban, a su vez, y como ya apuntábamos al principio, de los poderes públicos porque destinaban míseras cantidades económicas para ayudar a los parados.
Por todo ello, las organizaciones se disponían a defender y mejorar la situación de los trabajadores, animando a las Secciones de la Federación Gráfica a utilizar cuantos medios estuvieran a su alcance para evitar despidos injustificados, atender a los parados y para impedir la bajada de los salarios y el aumento de las jornadas laborales, fomentando la unión entre los trabajadores intelectuales y manuales del libro y del periódico del país.
Hemos trabajado con el número 3761 de El Socialista.