La Unión Cooperativa en Bélgica en 1921
El 18 de diciembre de 1921 se celebró en Lieja la Asamblea General anual de la Unión Cooperativa. En ese momento unía 82 sociedades cooperativas de dicha provincia, a las que se habían unido otras quince sociedades de las provincias de Luxemburgo, Limburgo, Namur y Brabante. La propia Unión había ayudado a los cooperativistas flamencos a adquirir el palacio de fiestas. Queremos en este presente trabajo regresar, con el estudio del balance del año 1921, al cooperativismo belga de signo socialista, fundamental en todo el cooperativismo europeo.El Socialista recogió este balance elaborado por Jh. Wauters.
El número de cooperativistas de esta organización era, en ese momento, de 63.329, cuando en 1919 era de un poco más de la mitad de esta cifra.
Contaba con almacenes en más de 160 Ayuntamientos. Los almacenes eran 254, distribuidos en 218 localidades. Wauters afirmaba que, según la buena tradición de la cooperativa socialista, la Unión facilitaba los locales a los Grupos, con 73 Casas del Pueblo, de las cuales 45 contaban con salas de espectáculos y 15 con cines.
Durante la Gran Guerra comenzó a plantearse la cooperación en la producción, montando una fábrica de jarabes en Micheroux y elaborando confituras en Bruselas. En el ramo de la panadería se contaba con 18 establecimientos. Además, contaba con 4 carnicerías, 11 talleres de reparación de zapatos, un molino de cebada, una pastelería y una fábrica de mostachones (bizcochos).
En Micheroux además de la fábrica de jarabes y confituras se había montado una de pasta para limpiar metales y cremas para el calzado, una fábrica de mostaza y también una chocolatería, dotada de instalaciones modernas. Por fin, en dicha localidad se había establecido una imprenta.
El rendimiento económico de las cooperativas belgas era, sin lugar a dudas, extraordinario con un volumen total de 112.248.704 francos, de los cuales solamente la provincia de Lieja aportaba 97.916.738 francos. Había habido un sustancial avance con relación al año anterior. Wauters consideraba que este crecimiento era debido más que a la extensión de los servicios y la ampliación de los almacenes, a la fidelidad creciente de los cooperativistas.
Dichos cooperativistas-accionistas habían comprado por término medio durante el primer año a razón de 500 francos. Al año siguiente la cifra había aumentado a 1183 francos, y en el último habían sido 1550 francos, aunque Wauters consideraba que todavía se estaba lejos de representar el máximo posible, esperando que mejorase cuando finalizara la crisis económica del momento.
Por otro lado, la Unión había desarrollado un gran trabajo en el campo de la solidaridad y la educación en el ámbito obrero. La Unión disponía, en este sentido, de fondos de socorro, de Cajas de pensión para sus miembros, viudas, socorros para las familias de los fallecidos y para formar canastillas para los recién nacidos. En el ámbito social había gastado la Unión durante 1921 la cantidad de 295.760 francos. Los fondos de pensión habían ascendido, por su parte, a 299.256 francos.
Para el Partido Obrero, para sus órganos de prensa, bibliotecas, conferencias, etc, es decir, para la obra cultural, la Unión había aportado 344.209 francos. Wauters reconocía que no se había aportado lo suficiente, especialmente para la prensa, pero eso era debido a que en ese momento de expansión había que fortalecer la base económica de la Unión. En todo caso, en la organización había optimismo.
Lo que sí parecía preocupar era la cuestión de que el Partido Obrero Belga debía examinar en un Congreso específico la cuestión del cooperativismo socialista en todo el país.
Otra cuestión que se trató en la Asamblea, y en relación con este asunto de la vinculación socialista, tenía que ver con el hecho de que las sociedades cooperativas locales jugaban un destacado papel social y político. La cooperativa no solamente era un almacén de provisiones sino también un centro de acción socialista. Los cooperativistas actuaban con más eficacia en este sentido, por lo que la centralización parecía un inconveniente para el desarrollo de esta labor.
Hemos trabajado con el número 4022 de El Socialista, de 2 de enero de 1922.
Artículos relacionados
- El cooperativismo y la gestión pública de la economía en el programa electoral laborista de 1923
- El socialismo y el reformismo: reflexiones belgas en entreguerras
- El cooperativismo obrero en favor del ahorro
- El cooperativismo internacional por la paz en 1923
- Cooperativismo y política: reflexionando con Regino González