Los obreros organizados ante la cuestión de las reparaciones de guerra en 1929
Diez años después de terminada la Gran Guerra, es decir, en 1929, volvían a reunirse los financieros de las grandes potencias para deliberar sobre cómo resolver la cuestión de las reparaciones. Debemos recordar que en febrero de ese año se había formado un comité para revisar esta cuestión, que había cambiado con el Plan Dawes de 1924.El comité estuvo presidido por Owen D. Young, que sacaría el denominado como Plan Young, que en marzo de 1930 sería aceptado por el gobierno alemán, aunque la opinión pública se mostró contraria claramente. En todo caso, la llegada de Hitler al poder terminó con esta cuestión.
Pues bien, los obreros organizados plantearon su opinión en febrero de 1929 sobre lo que se iba a tratar. La Federación Sindical Internacional siempre había indicado que la mayor parte de las soluciones que se habían ido adoptando eran las mismas. En ese mes, publicó León Jouhaux, secretario de la CGT francesa y vicepresidente de la Federación Sindical Internacional, en Le Peuple, un artículo, al respecto. Recordaba que al terminar la contienda las organizaciones obreras alemanas y francesas habían preconizado la colaboración del trabajo alemán para la reconstrucción de las regiones devastadas, pero aquella propuesta había fracasado en su opinión por la diplomacia internacional, un asunto que tratamos en un artículo en este mismo medio de El Obrero (ver hemeroteca).También recordaba en su trabajo las informaciones realizadas por la Federación Sindical Internacional en el Ruhr y en el Sarre (sabemos que estuvo allí Largo Caballero), el Congreso extraordinario internacional de Londres dedicado monográficamente a los problemas económicos y financieros, así como a las reparaciones, los innumerables esfuerzos hechos por la Federación en los años siguientes, las conversaciones tenidas entre las federaciones del Trabajo francesa y alemana en Berlín y en París, y bajo los auspicios de la Federación Sindical Internacional (la Internacional de Ámsterdam), las Conferencias comunes de la propia Federación y también de la Internacional Socialista, y la oposición cerrada del movimiento obrero a la ocupación del Ruhr. Capitulo especial merecía, en opinión del sindicalista francés, el memorándum que la Federación dirigió en 1923 a la Secretaría de la Sociedad de Naciones respecto al problema de las reparaciones. En el mismo se contenían las ideas de la organización obrera internacional sobre la materia.
En fin, como podemos comprobar, el movimiento obrero organizado europeo se implicó mucho en esta capital cuestión del período de entreguerras. La cuestión giraba, y como defendía el propio socialismo español, en que las soluciones no podían pasar por ir en contra de los intereses y bienestar de los trabajadores de cada uno de los distintos países (“las condiciones de trabajo y de existencia”).
Hemos trabajado con el número del primero de marzo de 1929 de El Socialista.
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