La desigualdad salarial de género en los ferrocarriles españoles en los años veinte

Historia

En un artículo anterior estudiamos la dureza del trabajo y la explotación que padecían las guardabarreras en la España de 1930, gracias a la denuncia que José Ramón Gómez Osorio realizó en las páginas de El Socialista en el verano de aquel año. Pues bien, ahora seguimos confirmando la situación de las mujeres que trabajaban para las Compañías ferroviarias en aquel entonces, y gracias a otra denuncia en el mismo medio, de junio del año anterior, es decir, de 1929. En este caso la cuestión es más salarial.

 

A. Vázquez explicaba que en los ferrocarriles españoles muchas mujeres trabajan doce o más horas de jornada laboral por retribuciones muy bajas, que el autor del artículo calificaba de vergonzosas. Ahí estaban los 2’15 pesetas diarias y aún menos que recibían las guardabarreras, recordándonos no solamente su larga jornada, sino que, en muchos casos, se desarrollaba de noche. Cuando alguna de estas guardabarreras quería disfrutar las licencias que se les concedían tenía que buscar una sustituta por menos jornal. Y como por esta circunstancia era muy complicado hallar una sustitución se perdían muchas licencias.

Las expendedoras de billetes cobraban 1.075 pesetas al año, pero trabajando las horas que estipulasen las Compañías, porque tenían la seguridad de que no protestarían. Según nuestro autor había muchos otros empleos cuyo salario desconocía, aunque reconocía que había diversidad en función de la Compañía, pero, en general, los salarios de las trabajadoras eran muy bajos. Vázquez pretendía que era su deber señalar este hecho para que se fuera pensando en intensificar la lucha por hacer desaparecer la diferencia de trato que recibían tantas trabajadoras sin expresar queja alguna.

Cuando la mujer realizaba el mismo trabajo que el hombre, siempre según nuestro autor, debía percibir igual retribución y concedérsele los mismos derechos, ya que se le exigían los mismos deberes. Por eso había que emprender un trabajo sindical para atraer a estas trabajadoras y convencerlas de luchar. Mientras se conseguía este objetivo, era obligación del movimiento obrero socialista trabajar por conseguir acabar con esta desigualdad. Fundamentalmente, Vázquez pensaba que en los contratos de trabajo que se discutirían entre las Compañías y el Sindicato debía figurar el salario mínimo sin distinción de sexo.

Nuestra fuente ha sido el número 6361 de El Socialista de 29 de junio de 1929. El artículo sobre las guardabarreras puede consultarse en la hemeroteca de El Obrero.

Este sitio utiliza cookies. Al seguir navegando entiendo que aceptas mi política de cookies.
Más información Entendido