Saborit y la mendicidad en 1910

Historia

Los socialistas trataron en numerosas ocasiones sobre la mendicidad, criticando la generalización del fenómeno, especialmente en las grandes ciudades o las medidas que se tomaban para intentar paliarlo, además de plantear alternativas. Cuando entraban en las instituciones municipales planteaban cambios y algunas veces consiguieron avances.

 

En esta entrega nos acercamos a uno de los socialistas más conocedores de este fenómeno o lacra, dada su clara vinculación municipal en Madrid. Estamos hablando de Saborit. A finales de 1910 publicó un artículo en Vida Socialista en un momento en el que se cambió de gobernador civil en Madrid. El socialista afirmaba que, como era habitual cuando tomaba posesión una nueva autoridad, había proclamado que iba a acabar con la mendicidad, aunque no fuera verdad.

Si lo fuera, y siempre según la opinión de nuestro protagonista, lo primero que había que hacer era acabar con los consumos, los impuestos indirectos que eran un agobio para las clases humildes, y que como sabemos gravaban los productos de primera necesidad. En este sentido, como ya hemos estudiado en este periódico digital, la lucha de los socialistas contra esta imposición fue constante por ser sumamente injusta.

Terminar con los consumos permitiría un abaratamiento de las subsistencias y, en consecuencia, disminuiría la mendicidad, mucho más que con las acciones de las sociedades dedicadas a hacer el bien, es decir, la caridad.

Si de verdad se quisiera terminar con la mendicidad se impondrían gravámenes sobre el capital improductivo acumulado en los solares sin edificar y sobre los latifundios sin labrar. Eso provocaría un aumento del trabajo o disminución del paro.

Si de verdad se quisiera combatir la mendicidad se plantearía la exención de contribuciones al pequeño industrial y a las materias primas que empleasen, y persiguiendo al fraude fiscal. Todas estas medidas no terminarían con la mendicidad, como reconocía Saborit, pero podían atenuar el problema.

Además, Saborit criticaba otras soluciones propuestas como la que se había leído en esos días en El Liberal sobre la solidaridad del rico con el pobre. El joven socialista explicaba que eso era imposible. El cristianismo lo venía intentando desde siempre con un nulo resultado. La única solución pasaba por el socialismo, y por consiguiente, con la desaparición del régimen económico vigente.

Hemos trabajado con el número 50 de Vida Socialista.

Etiquetado como :
Este sitio utiliza cookies. Al seguir navegando entiendo que aceptas mi política de cookies.
Más información Entendido