El referéndum en el franquismo
El referéndum es un procedimiento por el que se somete al voto popular leyes o actos administrativos para ser ratificados. En teoría se trata de un mecanismo de la democracia directa y es un complemento de la democracia representativa. Pero también es empleado por las dictaduras para otros fines.
Efectivamente, el uso del referéndum, a modo de plebiscito, es muy común en determinadas dictaduras, y quizás nace en el sistema político bonapartista donde se pretendía un nexo de unión entre el pueblo y el líder o jefe, sin poderes intermedios. Además, el referéndum pretende dar un marchamo de legitimidad popular o pseudodemocrática a un sistema que, en puridad no lo es.
En la España franquista se estableció la Ley de Referéndum, una de las leyes fundamentales. La ley del 45 establecía que Franco podía someter a la consulta popular de los españoles varones y mujeres mayores de 21 años aquellas leyes de especial trascendencia, o porque el interés público lo demandase (en una dictadura es harto difícil que la opinión pública demande algo, ya que no tiene cauces reales para hacerlo). Pero lo que está claro es que el único que podía interpretar la trascendencia o el sentir popular era Franco.
La ley fue aplicada para la aprobación de la ley de Sucesión de 1947, y para la de Ley Orgánica del Estado de 1966. Pero no se permitió, en ninguno de los dos casos, que se hiciera propaganda política contraria a las leyes, es decir, nadie podía pedir el "no". Así pues, la supuesta legitimidad popular se quedó en nada, como era de suponer. A las democracias occidentales no les impresionaron ninguna de las dos convocatorias, y el sentir popular, tan dado a las chanzas, no dejó de hacer circular chascarrillos sobre las masivas adhesiones en ambas votaciones, y sobre el carácter del sí y del no.