Mujeres alemanas y francesas enfrentadas en la hora del armisticio de la Gran Guerra

Historia

Aunque es evidente el esfuerzo de las mujeres organizadas internacionalmente en favor de la paz antes, durante y después de la Gran Guerra, también es cierto que no fueron ajenas a los odios y rencores que aquella terrible conflagración generó entre Francia y Alemania. En otros momentos hemos estudiado o nos hemos acercado al pacifismo protagonizado por mujeres, pero hoy, hablaremos de todo lo contrario.

 

En los momentos del armisticio las mujeres de la Liga Nueva Patria hicieron un llamamiento a las mujeres de todo el mundo en el que exponían que libertadas de la terrible presión de una guerra cruel, pero también liberadas del peso de la nacionalidad prusiana reaccionaria saludaban a la Revolución alemana.

Pero había nuevas sombras, consideradas por estas mujeres alemanas como funestas y que tenían que ver con las condiciones concertadas por los gobiernos victoriosos con la Alemania imperial, porque eran duras y pesadas. La Alemania imperial no existía ya y teniendo en cuenta el cambio de la situación, esas condiciones del armisticio debían mitigarse, en su opinión.

Las mujeres alemanas organizadas consideraban indigno y cruel castigar a las víctimas inocentes de un sistema “maldito”.

Por eso, solicitaban a las mujeres de esas naciones vencedoras, y como imaginamos, especialmente a las francesas, para intentar impedir que la guerra continuarse después de la guerra, en aras de la victoria de la Humanidad y la fraternización y para establecer una paz justa.

Además, pedían que el espíritu del militarismo, que tantas desgracias había arrojado sobre las mujeres, cegase hoy a los ejércitos vencedores. Por eso, solicitaban que las mujeres de esos estados trabajasen por el triunfo del humanitarismo, y que no se convirtieran en cómplices, porque el único odio que debían imperar era el odio contra la guerra.

Pedían, por fin, que ayudasen a la organización de un nuevo mundo, donde triunfase la fraternidad mundial, y por eso hablaban de que las mujeres fueran hermanas.

Pues bien, desde Francia, el Consejo Nacional de Mujeres, que era realmente la organización a la que iba dirigido dicho llamamiento, y con el fin de que influyese en el gobierno francés para que se dulcificasen las condiciones del armisticio, hizo pública su respuesta que, a grandes rasgos, suponía la culminación del espíritu de aquel país contra su tradicional enemigo.

Las mujeres francesas decidieron no intervenir cerca de su propio gobierno como pedían las mujeres alemanas, y no lo harían porque Alemania se habría comportado de desleal durante la guerra, pero, más bien, las mujeres organizadas alemanas como intentaron demostrar públicamente las francesas, porque, según su opinión, nunca habían protestado ante los crímenes cometidos por su país, siempre seguras de su victoria.

Así cuando tuvo lugar el Congreso de La Haya, la presidenta del Consejo Nacional de mujeres alemanas fue invitada a protestar contra la ocupación de Bélgica y contra el torpedo del Lusitania, pero la misma habría contestado que las decisiones alemanas les eran tan “queridas como aquellos que vierten su sangre en los campos de batalla”.

Además, cuando las francesas habían protestado contra las deportaciones de mujeres y niñas, y solicitaron el apoyo de todas las mujeres no lo obtuvieron de las de los países enemigos en la contienda. La piedad de las mujeres francesas debía ir hacia las víctimas inocentes, para los prisioneros, para las penalidades y el hambre que mataron a tantos ciudadanos, pero de Francia. Las mujeres alemanas, “acordándose de lo que ellas hicieron, comprenderán nuestro silencio”, terminaba la respuesta. Así pues, las mujeres, como decíamos al principio, no se vieron libres de los odios y revanchismos generados en la Gran Guerra.

Hemos trabajado con el número 3405 de 23 de noviembre de 1918 de El Socialista.

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