Instrucciones para poder votar en 1891

Historia

En 1891 tuvieron lugar las primeras elecciones generales después de que se aprobaran el sufragio universal masculino. Aunque todos sabemos que las elecciones de la época de la Restauración se basaban en el puro fraude y nunca un gobierno perdió sus elecciones, nos parece oportuno recordar cómo se debía votar según establecía la ley, como nos recordaron los socialistas.

 

Como sabemos, los socialistas fueron firmes defensores de la política. Conscientes que había que movilizar a los trabajadores para que ejercieran su recién reconocido derecho, publicaron unas instrucciones en El Socialista en el número del 23 de enero de 1891, una semana justo antes de las elecciones, para poder votar. Interesa, además, porque nos informa sobre el derecho electoral a finales del siglo XIX. Debemos recordar que desde el Sexenio no había habido elecciones por sufragio universal, por lo que había muchos obreros que no habían votado nunca.

Podrían votar los españoles varones mayores de veinticinco años que no estuvieran incapacitados y se hallaran censados. Los electores solamente podrían entrar en su colegio electoral, donde no se podrían introducir armas, palos, bastones ni paraguas, aunque se establecía la excepción de las personas que necesitasen apoyo.

Los funcionarios que impidieran el libre ejercicio del voto o dificultasen el examen de las urnas antes de las votaciones o de las papeletas en el escrutinio podrían ser condenados a penas de arresto mayor y multa que podría ir entre las 500 y las 5.000 pesetas. Si estos delitos fueran cometidos por los particulares se les castigaría con pena de arresto mayor en el menor grado.

Se podría requerir la identificación de un elector. Si se dudase sobre la misma y no portase la cédula personal, bastaría la identificación por parte de testigos. En caso de ser favorable, podría votar; un aspecto que desde nuestra perspectiva actual es llamativo.

No se podría votar en más de un colegio.

La votación sería secreta y seguiría un procedimiento estipulado. El presidente de la mesa electoral haría el anuncio de que comenzaba la votación. Los electores votarían uno a uno en orden, diciendo su nombre, entregando al presidente la papeleta doblada donde estaba escrito impreso el nombre del candidato. El presidente anunciaría en voz alta que el elector votaba. La papeleta en poder del presidente siempre debía estar a la vista general hasta el momento en el que fuera depositada en la urna. En la papeleta se podrían borrar los nombres que se quisiera y poner otros manuscritos, algo que hoy provocaría la declaración de nulidad de ese voto. Cuando hubiese varios nombres escritos solamente se tendrían en cuenta los primeros seis (se alude al caso de la elección en Madrid). Los demás se tendrían por no escritos. Todo elector podría pedir, en caso de duda, examinar las papeletas, derecho que debía ser concedido automáticamente por el presidente. La mesa electoral se constituiría a las seis de la mañana. Antes de las ocho se abriría el local donde se verificaban las elecciones, que concluirían a las cuatro de la tarde.

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