Masones, republicanos y socialistas españoles celebrando el fin de la Gran Guerra

Historia

El Gran Oriente Español organizó un acto el día 4 de diciembre de 1918 para celebrar el armisticio y la victoria aliada en la Primera Guerra Mundial. En este artículo haremos la reseña del mismo. Interesa destacar, por otra parte, que el periódico El Socialista diera noticia del mismo, seguramente por la tendencia aliadófila del socialismo español, pero también porque intervino Indalecio Prieto. Debemos recordar que en las páginas de dicho periódico se criticó decenios antes a la Masonería, aunque bien es cierto que el socialismo español nunca tuvo una postura oficial condenatoria, seguramente porque contó con miembros de la Orden entre sus filas, especialmente cuando el Partido comenzó a crecer en el siglo XX, sin olvidar que el radicalismo creciente en los años treinta y el acercamiento a los comunistas consiguieran que se planteara la incompatibilidad de pertenecer a la Masonería y al PSOE a la vez, pero si que se tomara al final decisión alguna.

El Gran Oriente Español trabajó, dentro de sus posibilidades, en favor de la paz. Es un asunto que ya conocemos gracias a un trabajo de Eduardo Enríquez del Árbol. Al terminar la contienda se planteó esta fiesta, seguramente, una tenida blanca, que comenzó a las diez de la noche, en el Teatro Benavente de Madrid. El salón donde se celebró fue decorado con algunos símbolos masónicos.

El eminente neurólogo Luis Simarro –Gran Maestre del Grande Oriente Español- presidió el acto, un personaje fundamental en la ciencia española, y destacado masón de los altos grados del escocismo. Según el periódico obrero, estuvo acompañado en el estrado por “los señores que constituyen el Consejo de la Masonería”. Simarro pronunció un largo discurso, relatando los hechos sobresalientes de la Masonería en el mundo, recordando a destacados masones que habían luchado y muerto por la Orden.

El siguiente orador fue el político republicano, máson, y diputado Marcelino Domingo, otro personaje de primera magnitud en la historia política española de la primera mitad del siglo XX, llegando a ocupar diversas carteras ministeriales en la Segunda República. Domingo dedicó sus palabras al significado de la guerra europea, centrándose en la revisión de valores que la misma había producido.

El polifacético Mario Roso de la Luna, astrónomo, teósofo, abogado, ateneísta y escritor, conocido también como Roso de la Luna, intervino para explicar los orígenes de la Masonería, para después realizar un comentario general sobre la Historia de las guerras, así como sobre la significación ideológica de la última contienda. Interpretó que Alemania quería someter a la Humanidad, “en vez de contribuir a que todas las naciones estén sometidas a la Humanidad, y ésta sea la única patria de los hombres”.

La última intervención estuvo a cargo de Indalecio Prieto, el único profano que lo hizo. En la introducción de su discurso expresó sus sentimientos al encontrarse en un lugar y en una reunión donde el percibía que flotaba un “ambiente de religiosidad”, pero en la acepción más noble de la palabra, como si interpretara lo que pensaba era la Masonería, a nuestro entender, que puede matizar algunas de las consideraciones que sabemos hizo el político sobre la Orden. Prieto confesó que no estaba acostumbrado a una reunión así, ya que se había movido entre multitudes “rebeldes y exaltadas”.

Prieto aludió en su discurso a que la España que trabajaba y pensaba estuvo desde el comienzo al lado de los aliados, que luchaban por “imponer el derecho y derrocar el militarismo”. También expresó cómo las izquierdas españolas celebraban con mesura la victoria aliada, algo que no hubiera ocurrido con las derechas y los “elementos militaristas” si la victoria hubiera sido de los Imperios centrales.

El político socialista se dirigió a los invitados diplomáticos aliados, presentes en el acto, para informarles que España aspiraba a la democracia, cambiando primeramente la Monarquía por la República. Terminaría aludiendo a la importancia de la futura Sociedad de Naciones, haciendo votos porque España perteneciese a la misma. El acto terminó con el resumen del mismo realizado por Simarro, y la interpretación de los himnos de los países aliados, siendo La Marsellesa el último de los interpretados.

El acto terminó pasada la medianoche.

Hemos consultado el número 3420 de El Socialista. Es importante acudir al trabajo aludido de Eduardo Enríquez del Árbol, “La Primera Guerra Mundial y la masonería española. El Gran Oriente Español en pro de la paz”, en José A. Ferrer Benimelli, (cord.), VI Symposium Internacional de Historia de la Masonería Española, Vol. I, (1995), págs. 245-267. Por su parte, el autor de este artículo tiene un trabajo titulado “Izquierda y Masonería” en Papeles de Masonería, nº 11, (2017), págs. 23 y ss.

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