Los socialistas ante el asesinato de Salvador Seguí
Como es sabido, Salvador Seguí, una de las figuras más sobresalientes del anarcosindicalismo, fue asesinado de un tiro en la nuca el 10 de marzo de 1923 en el Raval barcelonés por pistoleros del Sindicato Libre.
Los socialistas reaccionaron a través de las páginas de su diario en el primer número inmediato a los hechos, además de informar de lo que había ocurrido. Para el periódico socialista se trataba de un acto terrorista, y los socialistas protestaban, como en casos anteriores, contra un crimen calificado de odioso, y que parecía contar con la impunidad. Debemos recordar que el socialismo español siempre fue muy crítico con el empleo de la violencia viniera de donde viniera, ya fuera desde el ámbito anarcosindicalista, como desde el aparato del Estado, siendo muy críticos con todas las leyes antiterroristas y las suspensiones de garantías constitucionales.
Los socialistas expresaban que con la salida de Martínez Anido la capital catalana había recobrado la tranquilidad. Recordemos que el militar fue el artífice de la intensa y hasta brutal represión que se ejerció en Barcelona gracias la decisión de Eduardo Dato de emprender una política de extrema dureza contra el movimiento obrero de raíz anarcosindicalista, con el beneplácito de la burguesía catalana. Para ello, Martínez Anido como gobernador civil entre noviembre de 1920 y octubre de 1922, con la inestimable ayuda del general Miguel Arlegi, como jefe de policía, empleó además de las fuerzas policiales, los Sindicatos Libres y el Somatén, y aplicó la tristemente famosa Ley de Fugas, contra todo Derecho. Pues bien, siempre según la interpretación socialista, todos parecían haber comprendido después de esta marcha que la táctica de la violencia manchaba al movimiento obrero, en clara alusión a los anarcosindicalistas. Pero esa lección parecía que se había olvidado y en los últimos días habían vuelto las acciones y las represalias. “¿Hasta cuándo?” se preguntaba el periódico.
Se lamentaba la muerte de Seguí, se protestaba por el crimen, y se exigía un “castigo sereno y legal” contra los autores, pero los socialistas lamentaban aún más la situación en la que quedaba el movimiento obrero barcelonés, desmoralizado sin organizaciones sindicales solventes, sin un programa de reivindicaciones, debatiéndose entre la contradicción y la amenaza; es decir, se estaba criticando también al anarcosindicalismo (“los sindicalistas” como eran denominados). Los socialistas hacían un llamamiento para que se renunciase a tomarse la justicia por su mano. Había que acabar de una vez con la “tragedia en que la Barcelona proletaria se desangra”.
Hemos consultado el número 4395 de El Socialista. Podemos consultar, además, la siguiente bibliografía:
Huertas Clavería, Josep M. Salvador Seguí “el noi del sucre”; materials per una biografía. Barcelona, 1976.
Fundación Salvador Seguí. Las relaciones entre la UGT y la CNT. Apéndice Ramón Álvarez. Madrid, 1989.
Soler, Antonio: Apóstoles y asesinos. Barcelona, 2016.
Bar, Antonio. La CNT en los años rojos: del sindicalismo revolucionario al anarcosindicalismo. 1910-1926. Madrid, 1981.
González Calleja, Eduardo, Rey Reguillo, Fernando del. La defensa armada contra la revolución: una historia de las guardias cívicas en la España del siglo XX. Madrid, 1995.
González Calleja, Eduardo (1999). El máuser y el sufragio: orden público, subversión y violencia política en la crisis de la Restauración (1917-1931) Madrid, 1999.
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