La represión del movimiento obrero en Argentina se incrementó considerablemente bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta. La policía bonaerense se empleó con dureza en la manifestación del primero de mayo de 1909, con once muertos y un centenar de heridos. Pero también se reprimió a los obreros en el sepelio del día posterior. Fue el momento de la conocida como Semana Roja (recordemos que, en ese mismo año, pero en verano, se produjo la Semana Trágica en Barcelona). En esa represión la figura clave fue el jefe de Policía de Buenos Aires, Ramón L. Falcón, un personaje que se distinguió por su dureza extrema contra el movimiento obrero, y que terminaría siendo asesinado ese mismo año, el 19 de noviembre, a manos de un jovencísimo anarquista ucraniano.