El llamamiento de los socialistas vallisoletanos a raíz de la escisión comunista (1921)
Sin lugar a dudas, la escisión producida en el seno del PSOE a raíz de la negativa del Congreso de 1921 a aceptar las 21 condiciones de la Tercera Internacional, provocó preocupación, pesimismo y cierto desaliento, que algunos líderes quisieron combatir con artículos y mítines, aprovechando, además que muy pronto se celebraba el primero de mayo.
En este sentido, el Comité de la Agrupación Socialista de Valladolid publicó un llamamiento (firmado por Arturo Montes, como secretario y Remigio Cabello, presidente), precisamente el primero de mayo de 1921. El Socialista consideró que era muy oportuno y sensato, y lo publicó en sus páginas. Esta especie de toque de rebato con el fin de fortalecer el sentimiento socialista tiene mucho que ver con el sentido de militancia que se desarrolló en el seno del socialismo, en general, y en el español, en particular. Vendría a ser un ejercicio entre la razón y en sentimiento, a los que se apelaba en momentos de dificultades. Los socialistas de Valladolid no creían que había motivo para el desaliento, fuesen cuales fueran las consecuencias de la escisión. Por el contrario, debía ser causa para que militantes y simpatizantes redoblasen sus esfuerzos en pro del socialismo. Y lo era porque debía ser un acicate para superarse cuando se presentaba un peligro. El desaliento solamente iba parejo, según este llamamiento, a falta de compromiso o a uno de tipo “epidérmico”. El llamamiento hacía una verdadera profesión de fe de socialismo, basada en hechos históricos y en la evolución de la vida de las cosas. La fe en el socialismo ya era factor fundamental para el triunfo del mismo. En las horas difíciles se ponían a prueba, el esfuerzo y el entusiasmo.
El socialismo vallisoletano añadía que la hora difícil que se vivía no solamente era fruto de la escisión, sino también de la reacción gubernamental y “capitalista” que se había desatado. De ahí esta llamada al trabajo, al desarrollo de la prensa socialista, la cooperación, la organización obrera, la labor cultural, etc., un desarrollo que exigía el auxilio decidido de todos los socialistas, traducido, además, en el cumplimiento de los deberes de la militancia: concurrencia a los actos, pago puntual de las cuotas, desempeño de funciones y tareas que el Partido encomendase, contribución de tipo intelectual, etc. En conclusión, el Comité de la Agrupación de Valladolid terminaba recordando que no se estaba en el Partido como simples cotizantes.
Hemos consultado el texto en el número 3817 de El Socialista de 5 de mayo de 1921.
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