Indalecio Prieto sobre las consecuencias del Congreso del PSOE de 1921
En vísperas del primero de mayo de 1921, y pasado el Congreso del PSOE en el que se decidió no aceptar las 21 condiciones de la Tercera Internacional, Indalecio Prieto analizó el resultado del mismo en las páginas de El Socialista, criticando a los terceristas.
No era un buen momento, más bien lleno de horas amargas, “como espectador dolorido”, como expresaba el político socialista al término del Congreso. Prieto fue contrario desde el principio a las condiciones, como tuvo oportunidad de expresar, porque consideraba que eran inaceptables. El problema, además, era que había habido un exceso de verbalismo, de “torneo literario”, causando efectos dañinos para el Partido. No olvidemos que, como el mismo expresaba, nada más hacerse públicos los resultados de la votación los que habían defendido el criterio tercerista habían anunciado su salida del Partido. Ese momento habría tenido, en su opinión, un poco de acto teatral, efectista porque el camino a seguir por los terceristas tenía que ser el de volver a sus Agrupaciones, darles cuenta del resultado del Congreso y, si tal consistía su propósito, darse de baja en el Partido. Esa debía ser la “ruta limpia y sencilla trazada por la honestidad”.
Pero lo más grave era que esa decisión de salirse del Partido, que era pura y exclusivamente personal, daba a entender que respondía a la opinión de las Agrupaciones, que en ellos habían delegado. Pero la mayoría de las Agrupaciones no habían votado para dar ese mandato, no habían deliberado sobre una decisión tan importante. Es más, la Federación Asturiana, la Agrupación principal que había defendido la Tercera Internacional, se había planteado la la cuestión y la había resuelto de forma negativa. Así pues, Indalecio Prieto pensaba que la escisión anunciada, que consideraba se había realizado con “cómica solemnidad”, iba a ser poco importante. Los que la defendían tendrían que formar un nuevo partido, siendo ésta una tarea fatigosa y dura, por lo que parecía fácil que se estrellaran. Prieto, como vemos, era extremadamente duro con los terceristas, viéndoles incapaces de crear una nueva formación política. A lo sumo, en algunas localidades se desgajarían elementos de las Agrupaciones, pero ninguna sería arrastrada al completo por los “seudoextremistas”. Tampoco lograrán estos objetivos en la UGT.
Prieto terminaba resumiendo su postura sobre la Tercera Internacional explicando que se habían examinado de forma exhaustiva los defectos y las ventajas de la Revolución Rusa, pero que había sido un trabajo que, en realidad, no le interesaba para su tesis, que tenía que ver con la posibilidad o no de aplicar lo ocurrió en Rusia en España. Se podía admitir que no había defectos en la Revolución Rusa y que el régimen impuesto había alcanzado la máxima perfección, pero el problema verdadero, siempre en su opinión, era preguntarse si la táctica aplicada en Rusia era posible en España, como apuntamos. La respuesta era evidente para nuestro protagonista, es decir, no.
Hemos consultado el número 3813 de El Socialista, de 30 de abril de 1921.