Los objetivos sanitarios para los socialistas en 1929

Historia

En distintos trabajos venimos demostrando que la salud fue un objetivo fundamental de la familia socialista porque, lógicamente, tenía una evidente dimensión social, considerando al capitalismo como causante de los problemas graves en esta materia. No sólo se organizó a médicos y otros profesionales de la sanidad, tanto en el PSOE como en la UGT, sino que, sobre todo, se promovieron demandas por la mejora de las viviendas (problema de extrema gravedad), por la lucha contra la tuberculosis y otras enfermedades endémicas, se trabajó desde los grupos municipales contra la adulteración de los alimentos, y en favor de la atención médica y hospitalaria de los más desfavorecidos, se promovió la divulgación científica e higiénica entre la clase obrera a través de cursos, conferencias, y publicaciones, etc.

 

En esta línea queremos referirnos a lo que defendía el doctor Julio Ortega (al que hemos estudiado en El Obrero) desde las páginas de El Socialista, en abril de 1929 sobre cuáles debían ser los objetivos en materia de higiene pública en el ideario socialista: el saneamiento de viviendas y el alcoholismo. Ortega quería que el derecho natural a una vivienda higiénica llevara aparejada la prohibición de la explotación de las insalubres, es decir, las “casas vampiro”, y la construcción de casas donde fuera posible la existencia de hogares. En relación con la lucha contra el alcohol había que combatir la taberna y sus similares a través de una intensa propaganda (labor educativa, en lenguaje actual) desde la escuela, pero también procurando sustitutos a la misma a través de la creación de comedores de obreros en los centros fabriles, campos de deporte, y centros de cultura y ocio. Para nuestro médico ambos problemas estaban conectados.

Las viviendas inhóspitas insanas nutrían las tabernas, fomentando el consumo de alcohol, haciendo más tolerable aquellas. Ortega ponía como ejemplo de lucha contra las malas condiciones de las viviendas el caso de Copenhague, la “capital roja” de Dinamarca, donde los obreros y funcionarios disfrutaban de viviendas adecuadas, higiénicas, y pensaba que otro podría ser Inglaterra si el Partido Laborista lograba sacar adelante su programa. En relación con la lucha contra el alcoholismo, urgía secundar la campaña de los higienistas con la fuerza que lo había hecho Salter, afiliado a dicho partido, para demostrar a los obreros los peligros del alcohol.

Hemos trabajado con el número 6309 de El Socialista de 30 de abril de 1929.

Como apuntábamos al principio, en la hemeroteca de El Obrero el lector avisado encontrará distintas aportaciones sobre el trabajo socialista por la salud pública.

Este sitio utiliza cookies. Al seguir navegando entiendo que aceptas mi política de cookies.
Más información Entendido