Contra la huelga violenta en el verano de 1901

Historia

Algunas veces hemos estudiado el conflicto entre anarquistas y socialistas en relación con la huelga, explicando especialmente la postura de los segundos. En esta nueva entrega insistimos en el análisis de los planteamientos del socialismo en relación con la huelga, un instrumento de lucha que había que adoptar con un estudio previo y cuando se pudiera ganar para que no destruyese la organización obrera, pilar fundamental de esta parte del movimiento obrero. En este caso nos vamos a centrar en la cuestión de las huelgas violentas.

 

El periódico El Socialista publicó una columna, en julio de 1901, en la que llamaba a los obreros a estar alerta contra la defesa que los “anarquistas ó libertarios” hacían de la huelga violenta.

Este recurso originaría derramamiento de sangre proletaria, cárcel para algunos obreros y la suspensión o muerte de las sociedades de resistencia, terminado por desalentar a la clase obrera en su lucha, y ofreciendo facilidades a los patronos para ejercer una explotación más dura.

El artículo tenía relación con los sucesos recientes acontecidos en La Coruña, Barcelona y otros lugares. En el caso gallego la Guardia Civil se había significado por la dura represión al rechazar una agresión de un grupo de obreros, mal armados. Pero, además, un Consejo de Guerra había condenado a un obrero a 20 años de reclusión, sin olvidar que otros Tribunales militares se disponían a imponer más duras condenas. Por fin, casi un centenar de trabajadores estaba preso, y las Sociedades Obreras habían sido suspendidas por la autoridad militar. Las huelgas se habían perdido todas.

Ese, por lo tanto, no era el camino a seguir, y así no se mejoraba la condición de los trabajadores.

Para triunfar era necesaria una organización fuerte, tener muy claros los intereses propios, y con lazos profundos de solidaridad. Pero como no había sido así acudir a la violencia había sido una locura.

Los procedimientos pacíficos eran los que había que emplear, por medio de ellos se organizaría a la clase obrera con el fin de hacerla invencible. Pero este método, además, tenía un valor pedagógico, porque permitía educarse con el que adquirir una capacidad que garantizase el triunfo y fortalecer la conciencia de clase, otro fundamental valor socialista. Con esta estrategia se podía alcanzar el éxito, como habrían hecho en otros países, seguramente en alusión a aquellos con poderosos movimientos obreros organizados. El periódico terminaba la columna haciendo un llamamiento a los trabajadores para que no hicieran caso a quienes apelaban a la violencia, y para que se entregasen al trabajo pacífico, legal, que era el que fortalecía a la clase obrera.

Hemos trabajado con el número 800 de El Socialista de 5 de julio de 1901.

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